
El hecho de ser pecadoras por naturaleza, dentro de nosotras hay mucha necedad. Ser una mujer necia, en sencillas palabras, es actuar sin tomar en cuenta a Dios.
Sin embargo, esto no justifica que tenemos luz verde para pecar y alimentar nuestra naturaleza carnal, pues Dios nos da una esperanza: «Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado», Romanos 6:6.
Proverbios 14:1 es un versículo que nos muestra dos identidades. Nos muestra dos formas de vida. «La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba». ¿Cuál de ellas somos?
Este versículo nos confronta…
Y es que a diario tenemos oportunidades de actuar como necias o actuar como sabias. Sin embargo, una mujer temerosa de Dios, que vive para agradarle, va en contra de su naturaleza pecaminosa, levanta a su familia, la cuida y saca adelante; pero una mujer que se cree inteligente y que actúa sin tomar en cuenta la palabra de Dios, destruye a su familia Efesios 4:22-24.
Con las mismas manos que construimos, con ellas también podemos destruir nuestro hogar. No estamos obligadas a ser mujeres sabias, pero lo más seguro es que NECESITEMOS ser mujeres sabias. Amar a Dios no es una obligación, es una necesidad. Todos los días tenemos oportunidades para destruir, dañar o derribar a nuestros esposos, hijos y familia. ¿Qué escogemos? ¿Construir o destruir? ¿Edificar o derribar? ¿Cuidar o dañar? ¿Unir o desunir? ¿Violentar o amar? Es un reto, y es posible superarlo bajo la poderosa GRACIA de Dios.
Destruimos a nuestra familia cuando…
⊙ No pensamos bien las palabras antes de decirlas, ya sea a nuestros esposos, hijos o familiares. Palabras llenas de rabia, odio, amargura o ira.
⊙ Descuidamos nuestro hogar, abandonando emocionalmente a nuestros esposos e hijos. Más peleas que conversaciones. Más agresiones que abrazos. Más desorden que orden.
⊙ Siempre estamos amargadas y reflejamos esto a nuestros esposos, hijos o familiares.
⊙ Nos cargamos de actividades religiosas y no vivimos bíblicamente dentro de nuestra casa. Luz en la calle, pero mal testimonio dentro de nuestro hogar.
⊙ Escogemos el consejo de «amigos» y no tomamos en cuenta el consejo de Dios.
⊙ Alimentamos deseos de maldad y venganza contra nuestros esposos.
⊙ Cuando hablamos mal de nuestros cónyuges. Hablar mal de ellos, es hablar mal de nosotras mismas; somos una sola carne.
⊙ Cuando le hablamos a nuestros hijos mal de su papá, y generamos división en nuestra familia con chismes y pleitos.
⊙ ¿Cuál agregarías tú? Comenta abajo.
La falta de una relación íntima y constante con Dios y su palabra, es la causa por la cual actuamos como necias. Todas llevamos por dentro una necedad que sólo puede menguar cuando decidimos temer a Jehová, tomar en cuenta a su Espíritu Santo y dejarnos guiar por Su palabra de verdad verdad. Cuando nuestra carnalidad necia quiera imponerse, doblemos nuestras rodillas y clamemos por sabiduría y gracia 2 Corintios 12:9.
¿Cómo construir y cuidar de nuestra familia?
✅ Señalando la injusticia, pero corrigiendo con amor y misericordia. Proverbios 16:6.
✅ Poniendo guarda en nuestra boca para no dañar o destruir con las palabras. Salmos 141:3-5.
✅ Pensando primero en el bienestar de nuestra familia, antes que en el nuestro. Filipenses 2:4.
✅ Sirviéndoles con amor y desinterés. Mateo 20:28.
✅ Comunicándoles las verdades de la biblia a nuestros hijos. Deuteronomio 6:7-9.
✅ Siendo ejemplo en nuestro hogar del evangelio, y de una relación sincera con Jesús. 1 Corintios 11:1.
✅ Evitando la humillación y condenación de los miembros de nuestra familia. Lucas 6:37.
✅ Dando amor con nuestras manos, y levantando cuando alguno ha caído. Colosenses 3:13.
✅ Siendo hacendosas en nuestro hogar, sin ver los quehaceres como una esclavitud sino como parte del propósito y diseño de Dios para nosotras. Tito 2:5.
✅ Ocupándonos de la alimentación y protección de nuestra familia de manera equilibrada. 1 Timoteo 5:8.
Mujer, levantar a nuestra familia no es una obligación, es una NECESIDAD que deber arder en nuestros corazones. Nuestras vidas y la de nuestra familia serán de bendición en muchas áreas, el día que escojamos la sabiduría, sensatez y la justicia como nos motiva el Salmo 119:11.
Publicado originalmente en Vestigios en el Corazón

Yamileth de Bonilla, es Periodista de profesión, Asesora Editorial de ASIGEO Venezuela, Escritora y Editora de Vestigios en el Corazón y esposa del Pastor Cesar Bonilla, miembro del Equipo Pastoral de la Iglesia Evangélica «El Buen Pastor» de Carúpano | R5
0 Comentarios