Todos los que alguna vez han visitado el Instituto Bíblico Las Delicias en Caripe, Jardín de Oriente, han visto una edificación que lleva inscrita el siguiente epónimo: Donald. D. Turner. ¿Qué méritos hizo este señor para que uno de los principales edificios del IBLD lleve su nombre?
Misioneros Pioneros y sus intereses
Una de las principales preocupaciones de los misioneros pioneros encabezados por el Dr. Van Vleck Eddings y su señora esposa Doña Engracia, era el formar bíblica y académicamente a los obreros evangélicos venezolanos a fin de que pudieran ser evangelizadores eficaces y líderes de las iglesias que se fueran formando.
Para ello promovieron el discipulado persona a persona, las Conferencias Bíblicas, los Institutos Bíblicos Ambulantes, el Instituto Bíblico Industrial, hasta que el 16 de mayo de 1939 fue abierto el Instituto Bíblico Las Delicias como escuela bíblica residencial. ¿Qué camino se recorrió para poder materializar aquel pequeño principio que hoy es una gran realización presente en el Oriente y Sur de Venezuela?
Misión encomendada a los esposos Turner
La Convención de Iglesias de 1938 y la Misión Río Orinoco comisionaron a los esposos Donald y Fe de Turner para hallar un sitio en donde establecer la escuela de formación de los pastores y líderes de la obra nacional venezolana. Recordemos que esta pareja había arribado a Carúpano (sede de la Misión) en diciembre de 1921.
A partir de allí desarrollaron ministerio en esta ciudad, en RíoCaribe y en la Isla de Margarita. Además de buscar un lugar en donde establecer el Instituto Bíblico, la Misión perseguía un lugar de descanso para los misioneros, y un clima más benigno para la resentida salud del hno. Donald Turner. El calor tropical de Sucre y Nueva Esparta no le había sentado del todo bien a este pionero.
Es así como llegan al pueblo del Santo Angel Custodio de Caripe, los que hoy la historia reconoce como los fundadores del IBLD. Pero dejemos que sea la Sra. Fe que nos narre parte de esa epopeya (las mujeres saben narrar estas historias mejor que los hombres):
Testimonio de la hermana Fe
«Un día mi esposo se ausentó por largo tiempo durante el día. Cuando regresó me dijo bromeando: —¿No puedes adivinar dónde he estado todo este tiempo?
Le respondí: —No, te aseguro que no puedo. El entonces me tomó de la mano y me condujo hacia la calle y señaló la magnífica montaña que se divisa hacia el norte de Caripe y exclamó muy entusiasmado: —He estado caminando por esos cerros. Hay un sitio precioso allí arriba llamado Las Delicias. Me gustaría que fueras a verlo. ESE PUEDE SER EL LUGAR QUE DIOS HA ELEGIDO PARA EL INSTITUTO BÍBLICO».
La señora Fe relata que se encontraba muy emocionada por la mejoría de las condiciones físicas de su esposo. Mientras estuvo en la Costa, caminar seis cuadras se le estaba haciendo un ejercicio extenuante y regresaba con mucha dificultad a casa. Ahora en Caripe había caminado por aquella agreste montaña y se le veía rebosante de salud.
Explorando el territorio
En un viejo y desvencijado Ford Modelo T (único transporte que había para aquel entonces en el pueblo) emprendieron el viaje exploratorio del paraíso escondido que había descubierto el hno. Donald.
El camino era de tierra, con muchas piedras. El trayecto a cubrir se extendía por cinco kilómetros. Entre saltos y bamboleos del vehículo, al fin desembocaron en una hacienda que sobresalía de la ladera de la montaña.
Instalaciones originales
Al trasponer el portón de entrada, vieron sobre una loma una casa grande hecha con paredes de bahareque (barro con caña brava) y techo de zinc muy oxidado. Debajo de una de sus ventanas la pared había cedido y un gran hueco permitía mirar hacia adentro. Se dirigieron a inspeccionar esa Casa Grande de la hacienda. ¿Qué encontraron? Mucho monte, la hierba les llegaba hasta las rodillas.
Varios cochinos se revolcaban en el fango formado por el agua de lluvia y la tierra en una canal frente a la casa. Pisos de tierra. Todo el lugar estaba infestado de pulgas y niguas. Tenían que caminar y zapatear al mismo tiempo para que estos insectos no se les desplazaran libremente por el cuerpo.
La casa tenía ocho habitaciones divididas por un pasillo principal. Los cuartos en su mayoría estaban ocupados por grandes sacos de café, en otro estaban amarrados cinco gallos de pelea, y una especie de cochinera o pocilga con varios cerditos podía observarse en alguno de los otros cuartos.
La cocina estaba justo al lado del lugar de los cochinitos separada por una baranda por donde el cocinero les arrojaba los desperdicios de las verduras y otros bocadillos. En lo que fue el comedor, las gallinas tenían sus nidos donde poner los huevos. Hacía ocho años que el dueño del lugar se había mudado con su familia al pueblo para que sus hijos pudieran asistir a la escuela.
Había una especie de mayordomo que vivía allí junto a su familia, y fue quien quedó al cuidado de la propiedad. Por todos lados colgaban grandes y ennegrecidas telarañas.Las paredes de la cocina parecían el interior de una chimenea. El monte invadía los corredores de lo que fue una gran vivienda. Pero la hna Fe escribe:
«Caminando a través de las malas hierbas, crucé el patio hasta el borde donde comenzaba la ladera y quedé impactada con el más fascinante panorama del Valle de Caripe que se abría ante mí. Mientras estaba allí extasiada, olvidé el estado ruinoso que exhibía aquella construcción y comencé a ver las paredes de bahareque limpias y encaladas, pisos de cemento por todas partes, y las habitaciones llenas de estudiantes. Miré iglesiasvenezolanas lideradas por pastores nacionales preparados en nuestras aulas. Entonces oré: Señor, si quieres usarnos aquí para esta labor, estamos listos».
Juntos en visión y fe
El Dr. Donaldo D. Turner llevó a su esposa a conocer el lugar en el cual estaba casi seguro Dios quería que se estableciera el ansiado Instituto Bíblico. La señora Fe no se dejó impresionar por las condiciones del momento, todo lo contrario, con ojos visionarios y de fe miró todo aquello en que se podía convertir aquel sitio llamado Las Delicias.
No desanimó a su esposo, se sumó a la visión de éste. ¿No es esto maravilloso? ¿Imaginamos el júbilo que llenó el corazón del misionero cuando su esposa también se enamoró a primera vista de aquel sueño? En la próxima crónica seguiremos hablando de como aquel «patito feo» comenzó su transformación para poder recibir a los primeros estudiantes.
Por ahora, cada vez que veamos los nombres de Donaldo y Fe, glorifiquemos a Dios por la semilla que con lágrimas sembraron y de cuyos dulces frutos disfrutamos hoy en día. Y no olvidemos que la obediencia siempre es fuente de bendición.
Fuentes:
- Historia de la Iglesia Evangélica Del Oriente de Venezuela. Alvins T. Lewis Knauss Out of Weakness Strength. Fe de Turner
- Testimonio oral Hna. Gladys de Carbonell
- Notas del Seminario sobre la Historia de la Iglesia en Oriente dictado por Antonio Mendoza en 1988 a los estudiantes del IBLD.
Cronista de Asigeo, Facilitador del IBLD y miembro del Consejo Pastoral de la Iglesia Evangélica «El Buen Pastor» de Carúpano | R5
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