Las pulgas y el barro: Parte del plan de Dios para el IBLD

En la anterior entrega mencionamos que tanto Donaldo D. Turner y su esposa Doña Fe, no se amilanaron ante el estado ruinoso en que hallaron las instalaciones de la Casa Grande, cuna de lo que hoy es el complejo educativo Instituto Bíblico Las Delicias. Con óptica futurista y celestial vieron como aquellos muros derruidos podían ser la cantera de obreros, pastores, misioneros y líderes para la naciente Iglesia Evangélica Venezolana.

Don Antonio Luongo, dueño de Las Delicias, les ofreció el uso de la propiedad de manera inmediata. El negocio del café no andaba bien en los mercados internacionales. Soplaban los vientos malignos que desatarían la II Guerra Mundial.

Luongo les dijo que las reparaciones que ellos fueran haciendo se los tomaría como pago del alquiler. Los esposos Turner estuvieron muy de acuerdo porque en aquel momento carecían de recursos como para cancelar una mensualidad o comprar aquel paraíso.

Los primeros arreglos

De inmediato comenzaron la tarea de limpiar, sanear y adecentar la edificación. El hno. Donaldo y un peón invirtieron varios días realizando la limpieza preliminar. Los cochinos, los gallos y todo el café almacenado fueron ubicados en otras partes.

La cochinera que funcionaba en un cuarto vecino a la cocina, también fue desalojada. De una habitación se cargaron once carretillas de basura antes de descubrir el piso de tierra. Pulgas y niguas eran abundantes y demasiado molestas.

Un día, al bajar de Las Delicias a Caripe, el hermano Donaldo se detuvo para darse un baño en un paso de río y así sacarse unas cuantas pulgas y niguas de encima antes de llegar a casa. Aún así, su esposa mató en su cuerpo y ropa  como 23 niguas y pulgas. Ella confiesa: “Aquel lugar nos desafió”.

Otro testimonio De la hermana Fe

Llegó el día de mudarse todos a Las Delicias. El antiguo y desvencijado Ford Modelo T llevó a la preciada familia a lo que sería su hogar durante los próximos años. Aunque el Doctor Turner había trabajado afanosamente en sanear la Casa Grande, su esposa exclama:

“Las pulgas continuaron siendo la ruina de nuestra vida. Nuestra habitación parecía ser el lugar predilecto para ellas. Opté por aplicarles Flit bajo las mantas y aplastar a la mayor parte de ellas, pero parecía que más bien se multiplicaban. Entonces decidí no solo barrer sino también fregar aquel piso de tierra con una mezcla de agua y creolina.

Tuve que repetir la tarea semana tras semana porque aquel diminuto enemigo se negaba a perecer. Uno de esos días, me senté en mi habitación y el corazón se me desconcertó cuando vi mi cómoda, las camas, la mecedora y las paredes manchadas de barro producto de las continuas fregadas del piso de tierra. Me eché a llorar y le dije al Señor:

—¡Padre Celestial! El piso de la casa de mis padres en Los Ángeles está en mejores condiciones que la mesa en la que estoy comiendo aquí. ¡Matar a esas molestas pulgas me tiene todo lleno de barro. Mira mi cama, mira mi cómoda. ¡No puedo más, Señor!”

Cuando la Palabra de Dios nos rescata

No podemos juzgar a la hna. Fe sino más bien, tratemos de entenderla. Como ama de casa se sentía frustrada y extenuada ante aquel diminuto y molesto insecto que le estaba trayendo consecuencias desagradables. En esa depresión se hallaba cuando oyó la voz del Señor decirle:  —¿Alguna vez has enseñado acerca de la historia del Tabernáculo en el desierto? –Si, Señor  —respondí. Claro que conozco esa historia y la he enseñado.

De inmediato mi mente comenzó a recordar las tablas de madera cubiertas de oro puro, el candelabro, el altar del incienso y los otros utensilios y muebles del Tabernáculo hechos o cubiertos en oro, plata o bronce, cuyo valor en dólares era altísimo.

El Tabernáculo y el a IBLD

Recordé el Lugar Santísimo y el Arca del Pacto que había en él. ¿No habitaba la presencia de Dios en aquel lugar Santísimo? Acabado este repaso mental, la voz del Señor le dijo: —¿Y de qué era el piso del Tabernáculo? ¡DE TIERRA! De inmediato un velo cayó de mis ojos. Entonces fue que lloré de forma copiosa y de verdad.

Comprendí como nunca antes que el lugar del Tabernáculo en que se manifestaba la presencia del Señor del cielo y de la tierra, era de TIERRA. Recordé que fue también LA TIERRA la que absorbió la sangre de mi amado Salvador derramada en la Cruz por salvación. Me di cuenta que, aunque Cristo vivía en mi corazón, me estaba amargando por las condiciones en que me había tocado servir.  

Pedí perdón a Dios, confesé mi pecado y clamé que limpiara mi alma de todo aquello que pudiera entristecer a Su Santo Espíritu en el templo que era mi cuerpo. El Señor me oyó.  Desde aquel momento Las Delicias se convirtió con todas las de la ley en Las Delicias, no sólo  de nombre sino de hechos y en verdad a pesar de las pulgas y del barro”

La experiencia con el Señor 

En este lugar donde la hna. Fe de Turner tuvo ese personalísimo encuentro con Dios, muchísimos jóvenes en el futuro tendrían su experiencia personal con el Señor, siendo sus vidas transformadas por el poder de la Palabra y del Espíritu Santo. Miles de Fieles testigos del Evangelio para llevar a Venezuela a Cristo a conocer.

Las pulgas, y el barro generado por el combate para hacerlas desaparecer tuvieron a punto de frustrar el sueño de tener un Instituto Bíblico Residencial, pero Dios usó esas circunstancias para cumplir su plan perfecto.  Pero gracias damos a Dios porque aquellos siervos pioneros se mantenían en comunión con Aquel que los había comisionado a la labor y siempre estaban prestos a obedecerle. ¡Dios bendiga a nuestro Amado Instituto!   

 

Campamento en la antigua sede del IBLD
Una de las tantas cohortes de estudiantes que han pasado por las aulas del IBLD.
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