El Dios que comisiona y provee
«El Dios que nos llama, nos sustenta» es una verdad que todos los que somos alistados para Su servicio hemos visto cumplida repetidamente en nuestras vidas. Un viejo obrero nacional de ASIGEO decía: «Dios me manda, pero Simón me lleva», dando a entender que el Dios que daba la Comisión también suministraba la Provisión por medio de la Iglesia.
Los miembros de la Misión Río Orinoco eran sostenidos en el campo de trabajo por las donaciones voluntarias de Iglesias y hermanos del Norte. Pero a veces los fondos escaseaban o el cheque no llegaba a tiempo o se “extraviaba”.
Desafíos de los esposos Turner
En el tiempo de asentamiento de los esposos Donaldo y Fe de Turner en lo que hoy es el IBLD, no solo las pulgas y el barro constituyeron un desafío a vencer. La falta de fondos también formó parte de aquella fragua de carácter que el Señor estaba llevando a cabo en ellos.
El cheque prometido no llegó cuando se le esperaba y el bastimento había disminuido a niveles dramáticos. Claro, los pioneros eran del tamaño del compromiso que se les presentaba, y la Hna. Fe se las arregló con mucho ingenio, creatividad y FE para transformar en comida para su familia las verduras y vegetales que Las Delicias les ofrecía. No obstante, la salud de su pequeña hija Lucille comenzó a resentirse, y chequeada por el médico de Caripe, este le prescribió el consumo de caldos diarios nutritivos y fortificantes a base de carne.
¡Menudo problema! ¿Cómo podrían comprar carne si no contaban con el dinero necesario? ¿Qué hizo entonces la piadosa pareja fundadora del IBLD para cubrir los requerimientos proteicos de su pequeña hija? Los que somos padres sabemos el dolor y la impotencia que se siente cuando no podemos brindar a un niño la alimentación que su salud amerita. Pero los pioneros hicieron lo que todo cristiano debe hacer según la exhortación de Pablo a los Filipenses:
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» Fil. 4.6-7.
El mismo Dios del antiguo testamento y las codornices
Mientras se hallaban orando «en la cámara secreta» entró por una abertura debajo del techo de la habitación una paloma, «La paloma más grande que jamás había visto en mi vida. Ella sobrevolaba el cuarto dando vueltas y vueltas como diciendo: ¡Aquí estoy lista para el caldo de tu bebé! Enseguida Donaldo tomó la pistola de perdigones y cazó la preciada presa para el tratamiento recomendado por el galeno para Lucille» —relata la hna. Fe en su libro autobiográfico.
Se cumplía así la palabra de Isaías 65:24: «Y antes que clamen, responderé yo, mientras aún hablan, yo habré oído».
El mismo Dios que había provisto las codornices para Israel en el desierto estaba presente con su Gracia y Misericordia en el naciente Instituto Bíblico, confirmando el respaldo a la familia precursora.
Los Milagros de Dios no se detienen
Y mientras ellos alababan a Dios y le daban gracias por el milagro acontecido, oyeron un alboroto de mujeres en las afueras de la Casa Grande. La señora Fe salió a averiguar el motivo del alboroto de las damas que habían estado ayudando en la limpieza del área de cocina de la residencia (recordemos que esta era la zona más abandonada que tenía la casacuando la recibieron de manos del señor Antonio Luongo). Miró entonces que una hermosa lapa corría veloz hacia la Casa Grande.
Era algo extraño porque normalmente el animal debía haber corrido hacia el monte. Pues la lapa entró a la vivienda y se detuvo en la puerta del cuarto en donde momentos antes había llegado la paloma. La oportuna y presta pistola de perdigones del Dr. Donaldo Turner dio cuenta de aquella pieza de cacería. ¡Había ahora suficiente carne para garantizar las sopitas nutritivas de la niña y para acompañar los vegetales que la huerta caripera daba para la familia! Gloria a Dios.
Lo más importante, proclamar las Buenas Nuevas
Ahora bien, la esposa del fundador del Instituto no solo estaba preocupada por la comida. No había perdido de vista su principal función en el campo misionero venezolano: Proclamar las Buenas Nuevas. Le preocupaban los niños que vivían en las zonas más altas aledañas al IBLD.
Se dispuso en entonces a subir hasta allá e invitar casa por casa para una Clase Bíblica Para Niños. Acompañada de una lugareña cristiana llamada Maritza, subió a su mula, y llevando su acordeón se dirigieron a su objetivo. En una de las casas a las que tocaron invitando, el dueño les dijo: ¡La próxima vez que vengan aquí a invitar a mis niños, les voy a disparar! – al tiempo que señalaba una escopeta que reposaba en una esquina de la sala. Y añadió: ¡En esta casa la que manda es esa escopeta!
Pero las maestras no se amilanaron y con los niños que fueron autorizados por los padres efectuaron una preciosa y bendecida clase bíblica. Al caer la tarde fueron invitados a cenar por una familia cristiana que vivía en la zona. El Médico de Caripe daba testimonio de como a raíz de conocer el Evangelio, estos hermanos habían mejorado en sus hábitos higiénicos y de limpieza. A pesar de que el piso de su casa era de tierra, estaba bien barrido y mantenían pulcras sus ropas y sus escasas pertenencias. Todavía les faltaba seguir aprendiendo.
La mesa de Dios
La hna. Fe cuenta que en el centro de la mesa fue colocado un recipiente lleno de humeante sopa de pescado y verduras. También había casabe. No obstante, ni platos donde servir ni cucharillas para tomar la sopa se divisaban en el panorama. ¿Cómo comerían? Fácil: cada convidado acercaría el recipiente a su boca y tomaría una porción de caldo y con el casabe alcanzaríaalgunos trozos de verdura y pescado.
Por ser invitada de honor, después de orar se le ofreció a la misionera comer primero. Ella bebió de la sopa y usando el casabe como cubierto degustó verduras y pescado. Y pasó el condumio al siguiente comensal. De seguro ella recordó 1 Corintios 9.22: «Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos».
Una visita inesperada
Cuando las maestras se dirigían de regreso a sus casas, pasaron por el hogar del hermano Cruz Silva (ya escribiremos sobre este cristiano caripense) y la esposa de él le dijo a la misionera: ¡Tienes visita en tu casa! Hace rato pasóuna camioneta hacia allá. Alcancé a ver en la puerta del carro estas letras: S.OV. La señora de Donaldo se desconcertó: ¡Oh, Dios, ¡la gente de la Standard Oil de Venezuela! Y entonces comenzó una “discusión” con el Señor durante el resto del trayecto al Instituto.
–“¿Cómo se te ocurre, Señor, ¿enviar a estas personas en momentos cuando no tenemos comida adecuada para ponerles a la mesa? Ellos de por sí creen que estamos perdiendo nuestro tiempo en Venezuela. ¿Qué dirán al ver que no tenemos comida? Se que los judíos creían que, al comer el maná en el desierto, si su corazón estaba bien con el Señor, aquel maná le sabía al alimento que más le apetecía en ese momento. Señor, ¿si les sirvo lapa con vegetales les sabrá a bistec?” –
Y así continuaba su “altercado” con Dios por el camino.
Cuando lo que Dios hace sobrepasa las expectativas
Al trasponer el portón de la entrada Las Delicias observó la camioneta de la Standard Oil Company estacionada cerca de la casa. Amarró su mula en el pilar de madera y al dirigir su mirada hacia la cocina se maravilló de ver tres grandes cajas llenas de productos enlatados.
Sobre la mesa de la cocina había un gran jamón, queso amarillo y muchas manzanas rojas. Cuando se dirigió a la sala de recibo para saludar a los visitantes se encontró que era solo el señor Pat Morrisquien conversaba amenamente con el Dr. Turner. Pero continuaban las sorpresas. Sobre la mesita de centro se encontraban cajas de bombones.
¡Grande era entonces la vergüenza de la Sra. Fe por haber altercado con su Señor! Este le había enviado no una boca más a la que darle de comer. Le había enviado abundantes provisiones inesperadas en un momento crucial de sus vidas en el incipiente centro de formación bíblica. Sucede que el sr. Turner había visitado en diferentes ocasiones el campamento de la Standard Oil para celebrar bodas, funerales y servicios en Semana Santa o Navidad. Él había ministrado entre ellos y aquellos regalos eran una muestra de gratitud por parte de sus connacionales.
El cuidado y generosidad de Dios con sus hijos, no tiene límites
Ya retirados para dormir, la hna. Fe recibiría una última sorpresa: 166 dólares enviados como ofrenda por los hermanos que trabajaban en la Compañía y que el Sr. Morris había colocado en manos del hno. Donaldo apenas había llegado al Instituto.
¿Y qué pasó con el cheque retrasado?:
«Semanas más tarde, nos llegó una carta con el cheque adjunto. Había sido enviado por error a otro país y al reconocer el yerro se devolvió a Nueva York. Y del Norte, nuevamente a Venezuela. Pero aún así nos alegramos de que todo hubiera ocurrido de esta manera porque de otro modo no habríamos visto la provisión maravillosa y copiosa del Señor. Por nada en el mundo renunciaríamos a esas preciosas experiencias porque hicieron a nuestro Señor tan real y tangible para nosotros».
Pablo lo expresó así: «Además, sabemos que, si amamos a Dios, él hace que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien. Él nos ha llamado de acuerdo con su propósito» Romanos 8.28.
No fueron fáciles los inicios de nuestra Alma Mater. Dios trabajó con frágiles instrumentos humanos que, a pesar de sus fallos, estaban dispuestos a creer y obedecer. Dios usó palomas, lapas, gringos y hasta el personal de una poderosa compañía petrolera para sustentar a sus siervos y alentarlos a perseverar en su llamado. «El Dios que da la Comisión, da también la Provisión» y usa todas nuestras circunstancias para bendecirnos. A Él sea la Gloria en Su Iglesia por siempre.
Cronista de Asigeo, Facilitador del IBLD y miembro del Consejo Pastoral de la Iglesia Evangélica «El Buen Pastor» de Carúpano | R5
2 Comentarios
David Coots hijo · 23 julio, 2020 en 9:47 pm
Tengo muchos recuerdos de mi tiempo
En Venezuela. Estoy orando por ustedes continuamente .
Yamileth Rojas de Bonilla · 28 julio, 2020 en 7:55 am
Es un verdadero honor saludarte. Gracias por orar a nuestro favor. Les amamos y también tenemos gratos recuerdos de ustedes.