Colosenses Ι por Aaron Gibson

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2:9-10)

La historia de la Biblia es la historia de la fidelidad de Dios. El concepto de fidelidad va ligado con el cumplimiento de promesas, ya que la fidelidad de alguien se mide por el cumplimiento de lo que promete. A lo largo de las Escrituras, Dios se presenta como el Dios que hace promesas y que fielmente las cumple.

Hacer promesas no es algo de poca importancia. Cuando una persona promete algo a alguien, efectivamente está dándose a esa persona, comprometiéndose a sí mismo y su futuro a esa persona. Cuando le prometo a mi hija llevarla a comprar helado el viernes después de la escuela, no puedo estar en otro lugar con otra persona cuando llegue el viernes. Si lo hiciera, sería infiel. Me he dado a ella por ese tiempo. De la misma manera, cuando Dios hace promesas, se ata eternamente a su pueblo. Su persona, su energía y sus recursos divinos están completamente comprometidos a cumplir lo que ha prometido.

La suficiencia de Jesús

Cuando los autores del Nuevo Testamento apuntan hacia lo que Dios te ha dado, te están recordando la fidelidad de Dios hacia ti. Todas las buenas dádivas de Dios son expresiones de su compromiso eterno para contigo. Cada regalo que te da es un testimonio de su implacable fidelidad al cumplir cada promesa que ha hecho. Y, por supuesto, nunca se hace más clara esa fidelidad que en el cumplimiento de su mayor promesa y su mayor regalo: su Hijo Jesucristo.

La carta de Pablo a los colosenses es una celebración de la fidelidad de Dios al darte un Salvador todo suficiente. De hecho, el tema de Colosenses se puede resumir así: Jesús es suficiente. En Colosenses, Pablo expone esa suficiencia con dos enfoques. Primero, lo que Jesús es y ha hecho, y segundo, lo que eso implica para ti. Esos dos enfoques se resumen en Colosenses 2:9-10.

Colosenses expone la plenitud de Jesús: “En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (2:9). Todo lo que Dios Padre es, Jesús es. No puedes tener más de Dios de lo que tienes en Cristo, porque “agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (1:19). Como “la imagen del Dios invisible” (1:15), Jesús es el Señor de la creación y la redención. Él creó el universo. Tanto la parte física y visible de la creación como la parte espiritual e invisible fueron creadas “por medio de él y para él” (1:16). Y como creador, él sostiene toda la creación (1:17). Todo sigue en marcha por él. Además, él es Señor de la redención. Como el “primogénito de entre los muertos” (1:18), su resurrección conquista la muerte y trae al mundo la vida eterna y la nueva creación. Él es la cabeza suprema de la Iglesia (1:18). Él ha conquistado el reino de Satanás, el dominio de las tinieblas (1:13), y ha abierto el camino a un nuevo reino, su propio dominio de luz (1:13). Además, ha conquistado el pecado y ha cancelado las demandas y sanciones de la ley contra el pueblo de Dios (1:14).

Completo en él

Y ¿qué implica esa plenitud de Jesús para ti? Pablo termina su declaración de la plenitud de Cristo en Colosenses 2:9-10 con estas palabras: “y vosotros estáis completos en él”. La mayor expresión de la fidelidad de Dios es que te ha dado un Salvador todo suficiente. No solamente agradó al Padre que en él habitase toda plenitud (1:19). También agradó al Padre darte a Cristo para que compartieras de su plenitud. Todo lo que Jesús es, te ha sido regalado. Cuando Pablo dice que estás completo en él (2:10), está diciendo que toda la plenitud de Jesús está disponible para ti.

Estas son las mejores noticias posibles. Cuando Adán pecó en el huerto de Edén, la raza humana “descendió” a una existencia de pecaminosidad e iniquidad, eternamente separados de Dios y de su vida. Sin Cristo el ser humano es incapaz de salvarse a sí mismo y está en una condición de pobreza y condenación. El ser humano pecaminoso no tiene suficiencia propia, solo un vacío espiritual. Está en bancarrota, total y completamente arruinado en cuanto a su vida espiritual y su posición delante de Dios.

Pero en su fidelidad y misericordia, Dios te ha unido con su Hijo Jesucristo, de tal manera que todo lo que él es ha llegado a ser tuyo. Dios ha hecho que tu vida espiritual, tu salud espiritual, tu crecimiento, tu madurez, tu posición diaria delante de él y tu destino eterno estén eternamente ligados a Jesucristo. Estás envuelto en Cristo y su vida. Si en él habita corporalmente toda la plenitud de Dios, ¡entonces en él tienes todo! Cuando Dios te dio a su Hijo, se dio a sí mismo. Dios te ha regalado todo mérito, justicia, santidad, bondad y recursos espirituales de Jesús mismo. Ahora, tu realidad y existencia están vinculados a él. Eso es lo que significa estar completo en él (2:10).

¿Qué implicaciones prácticas tiene lo anterior? Implica que tu vida está escondida con Cristo en Dios (3:3). No existe ningún peligro o amenaza que te pueda destruir. Cualquiera que sea tu situación, estás seguro y completo en él. En él “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (2:3) y en él esos tesoros son tuyos. No existe ningún recurso espiritual que no esté disponible para ti en Cristo. En él tienes todo lo que necesitas para la vida y la piedad (2 P. 1:3). Tu vida y tu destino eterno están firmes. Él es la expresión máxima de la fidelidad de Dios hacia su pueblo. 

Para reflexionar

En Cristo tienes todo y estás completo. Él es fiel y suficiente para tu vida. Puedes y debes confiar en él. Tu seguridad, satisfacción, esperanza y gozo deben estar puestas en Cristo siempre.


Nota del Editor: Este escrito forma parte del Libro: «En ti Confiaré» Meditando en la Fidelidad de Dios en el Nuevo Testamento, publicado por Editorial Bautista Independiente | Usado con permiso | Puedes descargar gratis este y otros recursos aquí

En Ti Confiaré
En Ti Confiaré te ayudará a pensar bíblicamente acerca de la fidelidad de Dios de tal manera que confíes más en él. Dios es fiel y su Palabra lo declara. El libro En Ti Confiaré, escrito por más de veinte teólogos y pastores hispanohablantes brinda veintisiete reflexiones basadas en cada libro del Nuevo Testamento. Estos devocionales te ayudarán a meditar profundamente sobre la fidelidad de Dios. Te animarán, cuando estés pasando por pruebas y dificultades, a acudir a él. Él es fiel y te sostendrá. | Josué Pineda Dale, editor general.

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