Efesios | por Henry Tolopilo
“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Ef. 1:11-14).
Las pruebas y dificultades pueden afligirte, desviando tu mirada de la verdad. Por eso es importante recordar que Dios siempre cumple sus promesas, nunca falla y es fiel a su palabra. El libro de Efesios recuerda la fidelidad de Dios al proveer una promesa segura con base en su plan eterno para aquellos que están en Cristo Jesús. Aunque el mundo es cambiante y siempre hay incertidumbre, Dios permanece fiel y puedes confiar en su verdad.
Los políticos prometen cosas que no cumplen. Parece difícil imaginar a alguien que siempre haya cumplido su palabra al pie de la letra. Pero a diferencia del hombre, Dios sí cumple sus promesas. Él nunca promete algo que no pueda cumplir (Ro. 4:21), tiene el poder para garantizar que se cumpla y, además, es fiel (Heb. 10:23).
La herencia
Dios promete una herencia eterna con Cristo en gloria para el creyente: “En Él asimismo tuvimos herencia” (Ef. 1:11). El fundamento de tu herencia es Él, Jesucristo. Fuera de Él, lo único que puedes esperar en el futuro es condenación eterna (Jn. 3:17-18; Hch. 4:12). Dios derrama bendiciones temporales sobre todas sus criaturas, “justos e injustos” (Mt. 5:45), pero bendice espiritual y eternamente solo a los suyos, a los que están “en Cristo” (Ef. 1:1, 3, 4, 6-7, 10, 11-14).
Para Pablo, estar “en Cristo” describe la unión espiritual que existe entre Cristo y aquellos que le pertenecen. Es una unión real y milagrosa. Fuiste identificado con Cristo en su muerte y resurrección (Ro. 6:3-6). Moriste con Él y tu pecado fue pagado (6:7). Por esa identificación es que el apóstol dice que tienes una herencia (Ef. 1:11, 14). Aunque no has alcanzado la gloria y, aunque la herencia final es todavía futura, Dios lo considera una realidad tal que afirma que ya la obtuviste. Es un hecho incontrovertible. Tu unión con Cristo es tal que, aunque no hayas experimentado el cielo, ya eres parte de esa realidad (2:6).
Tu herencia gloriosa futura es una de las grandes y preciosas promesas que Dios te ha dado en Cristo: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados” (Ro. 8:17). Independientemente de lo que suceda a tu alrededor, puedes estar seguro de que Dios es fiel y de que tu herencia futura está garantizada.
La elección
La herencia que tienes en Él es porque fuiste “[predestinado] conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad… para alabanza de su gloria” (Ef. 1:11-12). Esto no fue un accidente. No lo escogiste tú. Dios te escogió desde “antes de la fundación del mundo” (1:4). Dios lleva a cabo sus planes de acuerdo con su propósito soberano en todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros (Is. 46:9-11). Por eso puedes vivir seguro y confiado, independientemente de las circunstancias.
Dios es soberano. Él “hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Ef. 1:11). Nadie más tiene esa capacidad. Dios tiene el poder para que su plan no quede a medias, sino que llegue a término. Por eso el apóstol Pablo podía afirmar con tanta confianza “que el que comenzó en [ti] la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6). No hay mayor certeza que saberse seguro en los brazos de Dios, sabiendo que Él tiene todo el poder. Dios, desde el comienzo hasta el fin, lleva a cabo su poderosa obra de salvación. No puedes jactarte. La obra es de Dios y la gloria es suya (Ef. 1:12). Dios no comparte su gloria con nadie. Él es el único digno de recibir gloria.
La garantía
Finalmente, el apóstol afirma que tienes otra certeza: “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (1:13). En él, recibiste el sello del Consolador prometido por Jesús. El Espíritu Santo morando en ti es la garantía de tu redención futura (1:14). ¡Qué glorioso y qué esperanza! Dios es fiel y tiene cuidado de cada detalle de tu salvación. Solo debes responder en fe y creer.
En línea con lo que dijo en el versículo 12, Pablo afirmó a los romanos que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro. 10:17). La fe viene como una respuesta positiva al mensaje del evangelio de Jesucristo. La fe es la respuesta del hombre al propósito de Dios. La elección de Dios de los suyos se observa en la respuesta de ellos por medio de la fe. Tú creíste el evangelio — las buenas nuevas— de salvación después de escuchar la verdad de su Palabra. Por eso ahora vives por fe, y no por obras, aunque las obras son pruebas de tu fe: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10).
¡Qué bendición saber y recordar que tu herencia, tu salvación, está garantizada! El Espíritu Santo mora en ti como garantía de que él cumplirá. Dios es fiel y cumplirá su promesa. Ten fe en medio de la prueba y sostente de Él y sus promesas.
Para reflexionar
Dios es fiel en salvar a los suyos para sí mismo. En Él tienes una herencia incorruptible. Habrá pruebas y dificultades, pero debes confiar en Cristo y tener esperanza de la herencia que ganó para ti.
Nota del Editor: Este escrito forma parte del Libro: «En ti Confiaré» Meditando en la Fidelidad de Dios en el Nuevo Testamento, publicado por Editorial Bautista Independiente | Usado con permiso | Puedes descargar gratis este y otros recursos aquí
En Ti Confiaré
En Ti Confiaré te ayudará a pensar bíblicamente acerca de la fidelidad de Dios de tal manera que confíes más en él. Dios es fiel y su Palabra lo declara. El libro En Ti Confiaré, escrito por más de veinte teólogos y pastores hispanohablantes brinda veintisiete reflexiones basadas en cada libro del Nuevo Testamento. Estos devocionales te ayudarán a meditar profundamente sobre la fidelidad de Dios. Te animarán, cuando estés pasando por pruebas y dificultades, a acudir a él. Él es fiel y te sostendrá. | Josué Pineda Dale, editor general.
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