1921 ya agonizaba. En el ambiente se percibía esa sensación especial que lleva aparejada el último mes del año. Carúpano, era un importante puerto y plaza comercial del país debido a la dinamización que a su economía le imprimió la inmigración corsa llegada aquí a mediados del siglo XIX.

Los cinco primeros

En aquel diciembre desembarcaron en la ciudad portuaria tres interesantes personajes: Una pareja de recién casados y una señorita. Venían de los Estados Unidos de América. Sus nombres: Donaldo D. Turner, su esposa Fe de Turner, y la señorita Roe Williams. Sumarían sus esfuerzos al equipo conformado por los Esposos Eddings y tres obreros nacionales a fin de alcanzar con el Evangelio al Oriente del país.

Primeros misioneros de la Misión Río Orinoco, recién llegados a Carúpano, Venezuela, para trabajar con los Eddings. De izquierda a derecha, Faith y Don Turner (Fe y Donaldo), Gara (Engracia) y Van V. Eddings, Roe Williams.

Los Eddings, Los Turner y la Srta. Williams fueron los cinco primeros misioneros de la Misión Río Orinoco. Eddings y su esposa se habían establecido en Carúpano en 1920. Todos los testimonios de aquellos años iniciales apuntan a que no fue fácil compartir las Buenas Nuevas en una ciudad que aunque tenía luz eléctrica, tranvía, servicio telefónico, acueducto y un cable submarino que la comunicaba con Europa; permanecía en densas tinieblas espirituales. La población, azuzada por los sacerdotes, se oponía fanáticamente a la presencia de los «herejes protestantes». «los perros protestantes».

La carta de Engracia Eddings

En su autobiografía «Out of Weakness Strenght», la hna Fe de Turner, cita una carta enviada por la Sra. Engracia a los hermanos que en EUA apoyaban con sus oraciones la obra en Venezuela. En la misiva, la esposa del Sr. Eddings relata algunos momentos álgidos en la persecución de aquellos días. Uno de estos lo vivieron cuando las Sras. Engracia y Fe, con la niña Alegría Esther debieron trasladarse a pie desde la Casa de la Misión hasta el puerto carupanero. La Sra. Fe y su niña irían en barco hasta Río Caribe a descansar unos días. Oigamos a la Sra. Eddings:

«Dado que el Tranvía no estaba funcionado por un problema mecánico, tuvimos que caminar un kilómetro y medio hasta el muelle. En el trayecto nos encontramos con una exposición de altares con imágenes religiosas. Frente a éstas había una muchedumbre de feligreses que copaban la calle y las aceras. Para poder seguir nuestro camino tuvimos que abrirnos paso por en medio de la calle: dos mujeres extranjeras, y una de ellas cargando un bebé de meses. Cuando habíamos cruzado la mitad del recorrido, el Diablo no pudo aguantar más. Aquellos hijos del enemigo comenzaron a burlarse de nosotros y a gritarnos todo tipo de palabras sucias e insultantes. El concierto maligno fácilmente podía haberse escuchado a varias cuadras. Pero hubo un hombre en aquella multitud enardecida que alzó su voz en defensa de nosotras para que cesara la agresión. El Señor nos libró y no nos ocurrió nada malo. Llegamos a salvo al puerto en donde nos esperaba mi esposo. Esto que nos sucedió fue una prueba para mí del Odio que estas personas sienten hacia Cristo y hacia sus siervos».

La Sra. Engracia ruega entonces a sus intercesores en EUA:

«Es por esto que les suplico que a diario, a cada hora, nos sostengan con sus plegarias y oren para que el Señor quebrante el poder de Satanás sobre esta ciudad dominada por el mal. Estoy segura de que Sodoma no podría haber sido mucho peor, y nos maravillamos ante el Poder de Dios que ha sido tan grande para rescatar a algunos de este fango mortal. Oren también por los creyentes nacionales: La persecución para ellos es terrible».

Y entre paréntesis, escribe: «(Y si alguien que lee esta carta no cree que el Diablo existe y es real, QUE VENGA A CARÚPANO Y PREDIQUE EL EVANGELIO)». ¡Fuertes palabras que revelan la intensidad de la persecución en aquellos lejanos días!

Carúpano, Venezuela, en 1921.

Honramos la memoria de aquellos aguerridos pioneros. Sembraron la Semilla del Evangelio en medio de la oposición más rotunda. Cien años después, miles de Carupaneros cantan el Cántico de la Redención porque Cristo es Rey de Reyes en sus corazones.

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2 Comentarios

Carlos vegas · 5 abril, 2020 en 2:56 pm

Es interesante,no es fácil predicar el evangelio y sino debemos estar dispuesto a tener oposición y persecuciónes como Cristo. Amigo pedro bendiciónes

Yamileth de Bonilla · 8 abril, 2020 en 1:29 pm

Pienso que no hay nación desarrollada ni sub-desarrollada que no necesite del evangelio de Cristo; se trata de una necesidad espiritual muy grande, no de una necesidad material ni tecnológica. Doy gracias a Dios que resplandeció su luz en mi ciudad, Carúpano, alcanzándonos con su mensaje de salvación y vida. Gracias a Él soy parte de esa iglesia pionera «El Buen Pastor», que hace 15 años me abrió las puertas de su corazón para recibir a esta humilde pecadora. Gracias a mis Pastores, quienes día a día pastorean mi vida y la de mi familia. Bendita sea la Gracia de Dios, que donde abundó el pecado, sobreabundó ella para cada carupanero. Gracias por este valioso recurso, pues nos recuerda que, el Poder de Dios vence el mal; sin duda alguna.

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