MANIFIESTO DEL CONGRESO MISIONERO DE ASIGEO

Caripe, Julio 2015

Reconocemos que la política es necesaria e inevitable en cualquier grupo humano porque es consustancial con la sociedad misma y que se hace muy necesaria para mantener el orden, la justicia y el progreso que motivan a los seres humanos a seguir siendo parte del grupo al cual pertenecen. También entendemos que el hecho de que los hombres pecadores imperfectos cometan errores en la forma como ejercen la responsabilidad de gobierno no anula la bendición que Dios regaló a la humanidad al establecer el gobierno como mecanismo para la squeda de la paz y la concordia entre semejantes (Rom. 13:14). Asumimos también que, aunque el creyente se debata entre la paradoja de «estar en el mundo, pero no ser del mundo« al mismo tiempo conserva intactos sus deberes y derechos ante las leyes civiles por ser ciudadano de la República.

Por ello y considerando que:

  •   es extremadamente compleja y complicada la situación social, moral, política, económica y espiritual en la que se encuentra nuestra nación,
  • necesitamos prepararnos mejor en el manejo de los temas políticos y legales del país dada la inmensa complejidad de dichos temas y las enormes exigencias y responsabilidades que se derivan de ejercer dichas tareas,
  • es una permanente tentación corromperse con la inmoralidad asociada al ejercicio de la actividad política en nuestro país,
  • el creyente no puede ni debe deslindarse de la responsabilidad política que como ciudadano de la República tiene,
  • nosotros, las iglesias representadas de la ASIGEO reunidas en Caripe a los 24 días del mes de Julio de 2015, bajo un ambiente de profunda oración, reflexión y consideración de nuestras realidades y garantizando el amplio debate santo de las ideas y diversas opiniones de la realidad, exhortamos amorosamente a:

1. QUE LA IGLESIA LOCAL

  1. no se identifique con ninguna parcialidad política, sin excepción.
  2. mantenga su enfoque evangelizador y discipular en toda su actuación y esfuerzo para que la Gran Comisión de nuestro Señor Jesucristo no se vea afectada, distraída o estorbada por atender a actividades, manifestaciones o eventos de cualquier índole que comprometan la reputación de dicha iglesia ante la comunidad, el testimonio del evangelio en la ciudad o la honra del Salvador ante el mundo.
  3. conserve su credibilidad y pureza derivados del rol/papel de «sal y luz del mundo« que el Señor nos encomendó. Por ello, debemos vivir una vida de temor y obediencia al Señor a través de Su Palabra a nivel individual y colectivo.

2. QUE CADA CREYENTE

  1.   entienda que hay opiniones divididas respecto al tema de la participación activa del creyente en el ruedo político y que las implicaciones de esas diferencias de opinión conllevan matices tóxicos que amenazan todo tipo de relaciones amistosas en la familia, sociedad e iglesia. Los debates a favor o en contra de la parcialidad política de su preferencia deben garantizar la prudencia de la divulgación, la santidad de la argumentación, el dominio y veracidad de la información y la comunión fraternal entre creyentes.
  2. entienda que la lealtad y fidelidad suprema la debemos única e incondicionalmente a nuestro Señor Jesucristo. Cualquier disminución, negación o descuido de esta lealtad exclusiva acarrea la comisión de pecado de idolatría.
  3. ejerza los deberes y derechos consagrados en las leyes de la República bajo la libertad y dependencia que tenemos por Cristo, el uso de la sabidua espiritual y la conciencia cristiana y bajo el adecuado y amplio conocimiento de las diversas posiciones y proyectos que cada opción partidista proponga.

3. QUE LOS PASTORES Y LÍDERES DE LA IGLESIA EN GENERAL

  1.   preserven la pureza doctrinal de la iglesia en el marco de la palabra de Dios,
  2. jamás usen el lpito para el proselitismo político,
  3. recuerden la alta dignidad del llamado del Señor al servicio de la iglesia de Jesucristo y resistan ferozmente la tentación de abandonar la iglesia por el activismo político,
  4. conen absolutamente en el Señor, el cual es capaz por sí mismo de sostener su Obra,
  5. no aspiren alianzas ni cambios sustanciales en el país mediante la consecución de espacios de poder para establecer el Reino de Dios «aquí y ahora» porque nuestra esperanza esta puesta en el Señor y la gloria celestial y los propósitos del Señor se cumplirán a través de Su iglesia aunque las leyes, el gobierno y el mismísimo infierno se opongan.

Por último, convocamos a todo el Pueblo de Dios en Venezuela a mantener un ruego constante ante Dios por sabidua para nuestras autoridades civiles, gubernamentales, militares, familiares y eclesiales, y por la Paz en Venezuela mientras anhelamos el retorno en gloria de Jesucristo, nuestro bendito Señor y Salvador!

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