INTRODUCCIÓN

Partimos de tres premisas en la construcción del Modelo Bíblico de la Iglesia de Cristo:

  1. Ninguna iglesia del NT se puede tomar como un modelo que reúna todas las características en cuanto al ser, el hacer y el conocer que sirva de base para adoptar el modelo bíblico de la iglesia actualmente.

Cada iglesia conforme a su realidad vital aporta una parte de este perfil. Y sólo reuniendo todas las características se podrá delinear un modelo bíblico.

Ya en el inicio del trabajo misionero se trazó un sencillo pero significativo perfil que le sirvió a la Misión Río Orinoco desarrollar su labor en el oriente de Venezuela. Alvin Lewis y su esposa Minnie lo describen de esta forma:

En la primera reunión anual de la junta directiva de la Misión Río Orinoco efectuada del 6 al 13 de enero de 1925, en la Casa Misionera de Carúpano, se elaboró la Constitución, Reglamentos y Prácticas de la Misión, la cual … llegaría a ser una asociación organizada para establecer iglesias y demostrar en forma corporativa las normas de la indudable Iglesia de Jesucristo, tanto a nivel local como de organización. Las normas de la iglesia ideal son: 1). Orden en la organización. 2. Orden en el ministerio. 3. Pureza de doctrina. 4. Disposición para toda buena obra. (p. 80).

Nosotros también debemos tener un perfil bíblico sobre lo que es el modelo de la Iglesia de Cristo. Por esto, el objetivo de este módulo es comenzar a describir el modelo bíblico de la iglesia de Cristo según el N.T.

¿Por qué? Porque existen muchos modelos de iglesia que se están enseñando en nuestro tiempo. Tenemos: la iglesia saludable, la iglesia reformada, la iglesia anglicana, la iglesia congregacional, la iglesia posible, la iglesia calvinista, la iglesia luterana, la iglesia católica, la iglesia apostólica y profética, y pare de contar.

Me pregunto: ¿Cuál es la iglesia que Cristo dijo que iba a construir? ¿Existen evidencias sobre las características imprescindibles, que debe tener la verdadera iglesia de Cristo en el nuevo testamento? ¡CLARO QUE SÍ!

  1. La segunda premisa es que Jesucristo es el único fundamento de la iglesia. Pablo colocó el fundamento, y no se debe colocar otro fundamento que no sea Jesucristo. El que construye sobre este fundamento debe cerciorarse de que lo hace correcta y sabiamente, sin desviarse de la verdad. Tampoco debe gloriarse en la personalidad y obra de ningún líder en la iglesia (1Cor.3:9-15, 21; 4:6).
  2. La tercera premisa es que el Señor decretó la construcción de su Iglesia. Las metáforas de la casa de Dios, el templo de Dios, el templo del Espíritu Santo, edificio de Dios o la casa espiritual son las que se utilizan para ilustrar el crecimiento espiritual de la iglesia de Cristo. Los términos casa, templo o edificio se usan para referirse a la nueva familia de Dios que es la Iglesia (1Cor. 3:9, 16-17; 6:19; 3:6; 1Pedr.2:5).

La iglesia está construida sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas del antiguo testamento.   Jesucristo es la piedra principal de este edificio. Por medio de él todo el edificio va creciendo perfectamente, a fin de convertirse en un templo santo en el Señor.

Asimismo, por medio de él todos nosotros somos simultáneamente labrados para ser la morada de Dios en el Espíritu santo (Ef.2:19-22).

De igual manera, Dios estableció a diversos ministros para que equipen a todos los creyentes, de modo que trabajen en el crecimiento espiritual pleno de la iglesia con la capacidad que cada uno ha recibido del Espíritu santo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento de Jesucristo, es decir, a la plena madurez semejantes a Cristo. (Ef.4:11-16).

Por lo tanto, es necesario que trabajemos en la construcción de ese modelo de la Iglesia que Cristo diseñó para su gloria y que nos lo dejó plasmado en su Santa Palabra.

 

I.     EL PERFIL ESPIRITUAL DEL MODELO BÍBLICO DE LA IGLESIA DE CRISTO.

Comenzamos con el perfil espiritual, que está compuesto por las siguientes características imprescindibles que debe tener la Iglesia de Cristo:

  1. LA IGLESIA MODELO CRECE EN LA FE EN CRISTO: FE
  1. LA IGLESIA MODELO CRECE EN EL AMOR A DIOS Y A SU PRÓJIMO: AMOR
  1. LA IGLESIA MODELO CRECE EN LA SANTIDAD DE DIOS: SANTIDAD
  1. LA IGLESIA MODELO CRECE A LA IMAGEN DE CRISTO: IMAGEN ÚNICA
  1. LA IGLESIA MODELO PERSEVERA EN LA DOCTRINA DE JESUCRISTO: FIDELIDAD DOCTRINAL.
  1. LA IGLESIA MODELO OBEDECE LA PALABRA DE DIOS.
  1. LA IGLESIA MODELO MANTIENE SU ESPERANZA GLORIOSA EN JESUCRISTO.
  1. LA IGLESIA MODELO PRESERVA LA UNIDAD DEL ESPÍRITU
  1. LA IGLESIA MODELO SE PREPARA PARA LA SEGUNDA VENIDA DE JESUCRISTO.
  1. LA IGLESIA MODELO EVIDENCIA LA PRESENCIA PERMANENTE DE DIOS EN SU VIDA: DIOS- PADRE; DIOS-HIJO Y DIOS-ESPIRITU SANTO.

1.      LA IGLESIA MODELO CRECE EN LA FE EN CRISTO.

En esta oportunidad solamente abordaremos parte de la primera característica imprescindible: La Iglesia Modelo Crece en la Fe en Cristo.

1.1  LA NATURALEZA DE LA FE EN CRISTO:

 ¿Qué es la fe en Cristo? La fe en Cristo es la convicción de que él es el Hijo de Dios, el Mesías que fue enviado por el Padre celestial para salvar al mundo de la condenación eterna, especialmente los que creen en él (Mat.16:16; Mar.8:29; Luc.9:20; Jn.4:29; 4:42; 7:40-42; 10:24-26; 20:31; Hech.2:36; 8:5; 8:37; 9:20, 22; 17:3; 18:5; 18:28; 19:4; Rom.10:8-13).

1.2 LA FE COMO CONFIANZA EN EL PODER DE DIOS

Es la confianza o dependencia en Dios padre o en Dios hijo, para recibir su provisión, protección, dirección, sabiduría, sanidad, liberación de las fuerzas malignas, entre otras cosas.

En los evangelios se utiliza la palabra salvar para referirse a la sanidad física o a la liberación demoniaca por medio de la fe del creyente: Mat.8:10; 9:2, 22, 29; 15:28; Mar.2:5; 5:34; 10:52; Luc.18:42 y otros más.

1.3 LA FE COMO MEDIO PARA SER JUSTIFICADOS POR CRISTO.

La justificación es el primer acto de la salvación, porque el Señor absuelve al pecador del castigo eterno por causa del pecado en la creación. A la justificación continua la santidad y por último la glorificación eterna con Cristo.

Ya hemos sido justificados, santificados y glorificados en Cristo espiritualmente, pero todavía falta que seamos presentados perfectos, sin relación con el pecado, después que hayamos vencido la muerte en la resurrección por Cristo. Esto es lo que significa la salvación de la condenación eterna.

Así que, en la justificación el pecador es declarado justo por medio de la fe en Cristo, y merecedor de la gracia divina.

El apóstol Pablo describe tres resultados de este acto legal:

  1. Ahora tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo. Antes éramos enemigos de Dios (Rom.5:1, 10; 2:14-16; Col.1:20-21; 2:12).
  2. Ahora tenemos acceso a esta gracia que es la salvación por medio de la fe en Jesucristo (Rom.5:2; 3:22, 25, 26, 27, 28, 30; 9:30-32; 10:5-13; Gál.2:16; 2:8-9; 3:12
  3. Seremos salvados de la ira eterna por medio de Jesucristo (Rom.5:1-10).

El pecador no tiene fe para salvarse a sí mismo porque está separado de Dios y destituido de su gloria (Rom.3:23). Tampoco es salvado por medio de sus esfuerzos y méritos humanos (Gál.2:16).

La única forma es por medio de la fe en Cristo. El apóstol Pablo lo explica muy bien en Efesios 2:8-9:

Porque por [causa de la] gracia [de Dios] habéis sido salvados por medio de la fe [que procede de Jesucristo: Rom.3:22, 25; Gál.2:16; 2Tim.3.15]; pero esto [la salvación por gracia y por medio de la fe: Fil.1:28b] no [procede] de ustedes, sino que es el don [Jn.4:10; Hech.11:18; Rom.3:24; 5:15-17; 6:23; 2Cor.9:15; Heb.6:4, [que procede] de Dios; [tampoco se obtiene] por medio de las obras [de la ley], para que ninguno se gloríe.

Pablo viene explicando la manera de cómo nos salvó, cuando estábamos separados de Dios, viviendo en el pecado bajo la potestad de satanás y de nuestra naturaleza pecaminosa, destinados para el castigo eterno.

Sin embargo, por causa de su infinita misericordia, Dios nos dio vida juntamente con Cristo, nos resucitó juntamente con él y nos colocó en un lugar de dignidad y honor con Cristo con el propósito de mostrar las abundantes riquezas de su gracia en los siglos venideros.

Así que, la gracia de Dios enfatiza la causa o el motivo principal de porqué hemos sido salvados, y la fe en Jesucristo es el medio para recibirla.

Pablo aclara que la salvación procede de Dios como un don inmerecido, no tiene su origen en el ser humano porque nadie puede salvarse así mismo. Tampoco se obtiene por el esfuerzo humano y terrenal, de modo que nadie se sienta orgulloso de su logro personal.

Pero, ¿cómo se produce esta fe? se produce por efecto de oír y entender la palabra (gr. réma) de Dios (Rom.10:17 (gr. rématos); Mat.13:23; Luc.8:15; Jn.5:24; 8:43; Hech.2:37ss; 4:4; 18:8;

Rom.15:21; 2Cor.6:2; Gál.3:2,5; Ef.1:13; 1Tes. 2:13; Apoc.3:20).

La palabra de Dios tiene poder para dar vida al ser humano, así como fue creado el universo, porque “ha sido constituido el universo por medio de la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Heb.11:3; Sant.1:18; 1Pedr.1:22-25).

También el Señor le dijo a satanás: “no solo de pan vivirá el hombre, sino [vivirá] de toda palabra (gr. rémati) que sale a través de la boca de Dios” (Mat.4:4; cf. Dt.8:3), ya que toda la escritura es inspirada por Dios (2Tim.3:16).

El Espíritu santo tiene también una tarea vital en el entendimiento de la palabra de Dios,

“porque él convence al pecador de su pecado, de la justicia y del juicio de Dios (Jn.16:8-11).

La tarea del Espíritu Santo para con el pecador es la siguiente: él redarguye o reprende (Strong) con respecto a su pecado porque no creen en Jesucristo.

Asimismo, el Señor también actúa “abriendo el corazón” de la persona para que escuche con mucha atención y entienda la palabra de Dios (Hech.16:14; cf. Ef.1:18).

El proceso es el siguiente: Dios llama al pecador y abre su corazón para que entienda la palabra que oye. Entonces el Espíritu Santo produce arrepentimiento porque lo redarguye de su pecado, a fin de que crea en el Señor. Luego, expresa con sus labios su fe en Cristo; pero, además da evidencias y persevera en la fe con la asistencia permanente del Señor.

 

¿QUÉ PASA CON LOS QUE NO ESTÁN CREYENDO EN JESUCRISTO?

  1. Son condenados, porque no han creído y no creen en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Mr. 16:16; 3:18b; 2Tes.2:11-12).
  2. No se salvan (Luc.8:12).
  3. La ira de Dios está sobre ellos (Jn.3:36)
  4. Morirán en sus pecados, a menos que se arrepientan de (Jn.8:24. cf. 1Pedr.2:7-8).
  5. No tienen la vida porque rechazan el testimonio de Dios con respecto a su Hijo (1Jn.5:10-12
  6. Recibirán la retribución del castigo eterno, es decir, quedarán excluidos de su presencia (2Tes.1:7-9).

Pero, el que ha creído en Cristo tiene que perseverar en la fe. Creer no es solo un acto puntual del creyente, sino que es una actitud y condición espiritual permanente.

Así lo confirma Pablo en Rom.1:17 “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; así como está escrito: “Mas el justo por la fe vivirá”. La frase: “por fe y para fe” se ha entendido como un acto continuo que comienza con la fe y termina con la fe.

De esta manera, lo expresa Robertson: “la fe como punto de partida, y la fe como meta (Lightfoot). (p. 390). La fe es desde el principio hasta el final. Y seguidamente cita una parte de Habacuc 2:4. “Más el Justo por la fe [Lit. Gr. “ek písteos”: de fe]vivirá”.

Pero, Pablo no cita la afirmación completa que dice Habacuc: “Más el Justo por su fe vivirá” [Lit. Hebr. “be’emunató”: por la fe de él] (Texto Masorético: T.M, p.1051).

El contexto histórico de Habacuc se refiere a la injusticia que estaban cometiendo los caldeos contra Judá, y Habacuc le pide respuesta a Dios. El Señor responde que pronto se acerca la retribución contra los caldeos, porque ellos son orgullosos quienes no tienen el alma recta, sin embargo, el que tiene su alma recta vivirá por causa de su fe, es decir, por su confianza en Dios.

En el A.T, el que era justo vivía si hacía todas las obras que estipulaba la ley de Moisés. “Los malvados pasarán, pero el justo vivirá con tal que se mantenga fiel” (Comentario Bíblico san Jerónimo: Brown, p.782).

No obstante, Pablo contrasta las obras de la ley con la fe en Cristo: “Y que nadie es justificado ante Dios por la ley es evidente, porque el Justo vivirá por la fe. Sin embargo, la ley no es de fe; al contrario, El que las hace, vivirá por ellas” (Gál.3:11-12).

¿Por qué Pablo omite el pronombre posesivo que utiliza Habacuc 2:4? Primero vamos a observar la manera de cómo lo traduce la Septuaginta: LXX: “Más el Justo vivirá de mi fe [Lit. Gr. “jo dé díkaios ek písteós mou Zésetai”: pero el justo vivirá de la fe que procede de ]”.

Aquí ellos lo interpretaron no como la fe que pertenece al que es justo, sino la fe que procede de Dios. Es claro entender esto porque la LXX fue escrita por judíos helenistas para una audiencia gentil.

Ni los judíos helenizados ni los gentiles griegos no podían llegar a ser justos dependiendo de su propia fe, ni de cumplir las obras de la ley de Moisés. La única forma era a través de la fe que procede de Dios, Padre.

Ahora bien, cuando Pablo desarrolla la doctrina de la justificación por la fe, no lo hace atribuyéndole la fe al creyente ni a Dios Padre, sino a Dios Hijo, Jesucristo, como lo expresa de esta forma:

Pero ahora, aparte de la ley, la justicia [que procede] de Dios ha sido manifestada, … es decir, la justicia [que procede] de Dios por medio de la fe en Jesucristo [Lit. Gr. “diá písteos Iesoú Xristoú” que traducido es: por medio de la fe de Jesucristo, es decir, la que procede de Jesucristo], para todos los que creen; … para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús [Li. Gr. “ek písteos Iesoú”: la fe de Jesús, es decir, la fe que procede de Jesús]. (Rom.3:22, 22, 26 cf. Gál.2:16: diá písteos Iesoú Xristoú: por medio de la fe [que procede] de Jesucristo).

Ahora entendemos porqué Pablo omitió la frase prepositiva de Habacuc: “de él” (Texto Masorético: T.M), y la otra: “de mí” (Septuaginta: LXX); porque él iba a desarrollar la justificación por medio de la fe que procede de Jesucristo, y no procede de las obras de la ley.

También el autor a los hebreos interpretó el pensamiento de Habacuc, pero el que está en la LXX, no en el T.M, cuando dice: “Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará. Más mi justo vivirá por la fe, y si retrocede, mi alma no se complacerá en él” (Heb.10.37-38).

Este autor interpreta y aplica lo que dice la LXX a la segunda venida de Jesucristo: El que está viniendo es nuestro Señor Jesucristo, quien no tardará mucho tiempo. Y el que ya ha sido justificado seguirá viviendo a través de la fe que procede de Jesucristo. Si este justo retrocede en su firme confianza en el Señor, entonces Dios no se complacerá en él.

Es evidente que la exhortación es para perseverar en la fe hasta el final de nuestras vidas como dice:

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa… Pero nosotros no somos de los que retroceden para destrucción, sino de los que tienen fe para la preservación del alma” (Heb.10:35, 36 y 39); ya que “la meta final de nuestra fe es la salvación de nuestras almas” (1Pedr.1:9).

Otra evidencia de que hay que permanecer en la fe, es el uso del participio presente continuo del verbo pisteuo en el N.T: “el que está creyendo” (Jn.3:15, 16, 18, 36; 6:40; 7:38; 5:24; 6:47; 11:25-27; 12:44, 46; 14:12; 20:31; Hech.2:44; 13:39; Rom.1:16; 3:22; 4:5, 24; 9:33; 10:4, 11; Ef.1:19; 1Tes.1:7; 2Tes.1:10; 1Tim.4:10; Tit.3:8; Heb.4:3;1Pedr.2:6; 1Jn.5:1, 5, 10, 13.)

El Señor habló claramente de la necesidad de permanecer en él: Jn.6:56, 31-32, 15:4-6.

Los apóstoles y los delegados apostólicos también exhortaron a que los creyentes permaneciesen fieles y firmes en el Señor: Hech.11:23; 14:22; Rom.11:22-24; 1Cor.3:14- 15; Col.1:23; 2:6-7; 1Tim.2:15; 1Jn.2:6, 27-28; 3:6; 3:24; 4:13-15; 1Cor.15:2, 58; Gál.5:1; Ef.6:14; Fil.4:1; 2Tes.2:15; Heb.3:6, 14; 4:14;5:9b; 10:23, 35-39; 1Pedr.5:9; 2Pedr.1:10-11.

Pero, en este proceso de mantenerse firmes en la fe, el Señor actúa también para que se mantengan firmes en Cristo: Rom:14:4; 16:25; 1Cor.1:8; Fil.1:6; 2Tes.3:3; 2Tim.1:12; 1Pedr.1:5; Jud.1:24-25.

La fe es algo que se puede agotar, disminuir, o extinguir si no permanecemos en la fuente principal que es nuestro Dios. Muchas veces el Señor reprendió a sus discípulos por su falta de fe (Mat.8:26; 14:31; 16:8; 17:20; 21:21), y ellos en algún momento clamaron: ¡auméntanos la fe! (Luc.17:5).

Aunque el Señor nos ha concedido la gracia de creer para recibir la salvación, y de padecer por causa de Cristo (Fil.1:29), por eso, debemos permanecer firmes “en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe [que procede] del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, más para vosotros [es indicio] de salvación; y esto [es de parte] de Dios.” (Fil.1:27-28).

¿QUÉ PASA CON LOS QUE SÍ PERMANECEN CREYENDO EN JESUCRISTO?

  1. Serán [o son] salvados (Mr.16:16; Rom.1:16).
  2. Reciben la manifestación de la Justicia de Dios. Son declarados justos, libres de toda condenación eterna. Tienen ahora la vida eterna por medio de la fe que procede de (Rom.3:22; 4:5, 23-25; 8:1; 9:30-33).
  3. Reciben la potestad de ser hechos hijos de Dios (Jn.1:12).
  4. Tienen la vida eterna: Jn.3:15-16; 3:36; 5:24; 6:40, 47; 20:31
  5. No tendrán sed jamás (Jn.6:35c).
  6. Reciben el Espíritu santo (Jn.7:38-39 Hech.19:2; Hech.11:16-17; Ef.1:13).
  7. Confiesan y reciben el perdón de sus pecados (Hech.19:18; 10:43).
  8. Son bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo (Mat:28:19; Hech:2:38; 8:12; 16:31…).
  9. Perseveran en la fe, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hech.2:42).
  10. Están convencidos de su fe en Cristo (2Tim.1:12).
  11. Se ocupan en realizar buenas obras (Tit.3:8; 2:10; 2Tim.3:16-17).
  12. Entran en el reposo de Dios (Hebr.4:3).
  13. Son nacidos de Dios (1Jn.5:1).
  14. Vencen al mundo (1Jn.5:5; Apoc.2:7b; 2:11b cf. Apoc.20:14; 21:8; 2:17b; 2:26-28; 3:5; 3:12, 21).

1.4  LA FE COMO LA DOCTRINA DE JESUCRISTO

Muchas citas bíblicas confirman este uso del término fe refiriéndose a la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo.

Dios abrió la puerta de la fe a los gentiles (Hech.14:27). Las iglesias eran confirmadas en la fe (Hech.16:5). Félix, el gobernador, oyó acerca de la fe en Jesucristo (Hech.24:22, 24, 25). Pablo quería ver a los hermanos en roma “para ser mutuamente confortados por la fe que les era común” (Rom.1:12). Pablo describe en Romanos 10:8-13 la palabra o mensaje de fe que predicaba, tanto a judíos como a gentiles.

Lo que sigue a continuación es una lista de citas donde se refiere a la fe doctrinal en Jesucristo: Rom.16:13; Gál.1:23; 6:10; Ef.4:5; Col.1:23; 2:5-6; 1Tim.1:19; 3:9; 4:1; 4:6; 6:10, 12, 21; 2Tim.1:13-14; 2:2, 18; 3:10; 3:14-17; Judas 1:3.

Cuando Pablo fue a Corinto no se propuso predicar la sabiduría humana, sino a Cristo crucificado porque el Señor lo envió para predicar el evangelio (1Cor.1:17; 2:2). Para Pablo predicar el evangelio es predicar la fe en Jesucristo. En ese tiempo ya existía una síntesis de la declaración de la fe que dice:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo, 

Recibido arriba en gloria (1Tim.3:16).

Pablo exhorta a la iglesia en Éfeso a que sea diligente en mantener la unidad del Espíritu Santo, y luego explica las razones de esto: “porque existe un solo cuerpo y un solo Espíritu; así como fueron llamados en una misma esperanza de su vocación.

Asimismo, deben mantener la unidad del Espíritu, porque existe un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual está sobre todos, y por medio de todos y dentro de todos” (Ef.4:3-6).

Sin embargo, todos tenemos que ser perfeccionados para ejercer el ministerio que hemos recibido del Espíritu santo, de modo crezcamos espiritualmente, hasta que todos los santos logremos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, es decir, hasta que alcancemos el mismo nivel pleno y perfecto del conocimiento de Jesucristo, esto significa tener la plena madurez que tiene nuestro Señor Jesucristo; con el fin de que seamos creyentes fuertes y firmes de manera que no seamos extraviados ni engañados por cualquier doctrina que aparezca como un viento, inducida por los falsos maestros que utilizan cualquier estrategia engañosa para separarnos de la verdad de Jesucristo.

Entonces, ¿qué significa lograr la unidad de la fe? Es cuando todos los creyentes alcancemos el mismo nivel pleno y perfecto del conocimiento de Jesucristo.

Por esto, Pablo ruega por los creyentes en Éfeso para que “el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él (Jesucristo).

¿Cómo les dará esta capacidad espiritual? Iluminando su entendimiento a fin de que conozcan:

  1. ¿Cuál es la esperanza a la que Jesucristo los ha llamado?
  2. ¿Cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos?
  3. ¿Cuál es la supereminente grandeza de su poder para nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza? … (Ef.1:16-20)

Asimismo, cuando expresa su nivel de compromiso con Cristo, habiéndose despojado totalmente de todo honor y gloria humana dice lo siguiente:

Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como un excremento a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por medio de la fe de Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, a fin de conocerlo y [conocer] el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos, llegando a ser como él en su muerte, si de alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos (L.B.A: Fil.3:8-11).

El apóstol Pedro exhorta también a que debemos “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; no sea que, arrastrados por el error de hombres libertinos, caigáis de vuestra firmeza” (2Pedr.3:17-18).

El apóstol Juan explica la manera de saber cómo conocemos al Señor: “y en esto sabemos que nosotros lo conocemos, si obedecemos sus mandamientos” (1Jn.2:3-6).   Y al final de su carta declara que “el Hijo de Dios nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna (1Jn.5:20-21).

De igual manera, el autor a los hebreos exhorta a que se debe avanzar en la perfección de la doctrina de Cristo: “Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, de la enseñanza sobre lavamientos, de imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” (Heb.6:1-2. B.L.A).

Todo esto apunta a la madurez de la fe doctrinal en Cristo de manera que estemos firmes y constantes ante la reinante y galopante apostasía impulsada por el espíritu del Anticristo, y que avanza cada vez más con ímpetu, arrastrando a todos aquellos que no permanecen en la fe de nuestro Señor Jesucristo.

Nuevamente el apóstol Juan nos exhorta sobre la permanencia en la enseñanza [doctrina] de Cristo: “Tened cuidado para que no perdáis lo que hemos logrado, sino que recibáis abundante recompensa.   Todo el que se desvía y no permanece en la enseñanza [doctrina] de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza [doctrina de Cristo] tiene tanto al Padre como al Hijo” (2Jn.1:8-9, B.L.A).

Por lo tanto, existe una sola fe, que es una sola doctrina. Esta doctrina es la de nuestro Señor Jesucristo. Todos nosotros debemos avanzar hacia la unidad doctrinal en Cristo. No existen diferentes doctrinas, ni diferentes evangelios, hay un solo evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Lo que sí existen son diferentes interpretaciones y mandamientos de los hombres.

Pero, el Señor nos ha dado a su Espíritu Santo y la capacidad espiritual para que todos alcancemos la unidad doctrinal en Cristo. ¿Qué impide para que trabajemos juntos en lograr la unidad doctrinal en Jesucristo?

No vamos a gastar nuestro tiempo, energía y dinero para estudiar las doctrinas tradicionales e históricas de Calvino, Lutero, Scofield, Chafer, Berkof, o de cualquier otro Téologo moderno o postmoderno; vamos a estudiar la sana doctrina de Jesucristo conforme a su evangelio en las sagradas Escrituras.

Para lograr esto, es necesario que nos pongamos de acuerdo para fijar ciertas reglas de interpretación bíblica con su respectivo método analítico.

 


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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    1. Strong, James (2002). Nueva Concordancia Strong Exhaustiva. Editorial Miami, FL, EEUU.

     

    PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

    1. En vista de la forma de cómo se produce la fe salvífica:
    • ¿Cómo se debería realizar la evangelización de los no creyentes?
    • ¿Qué estrategias o métodos deben aplicarse para que las personas crean en el Señor?
    • ¿Qué tipo de resultados duraderos están dando las estrategias o métodos de evangelización que se están realizando en tu iglesia?
    1. Con respecto a la Fe doctrinal:
    • ¿Es posible que todos lleguemos a la unidad de la fe doctrinal de nuestro Señor Jesucristo? ¿Por qué si o por qué no?
    • ¿Qué se debería hacer para lograr esto en nuestra Asociación de Iglesias?

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