INTRODUCCIÓN

La palabra: “comunión o comunidad” es la traducción de la palabra griega: “Koinonía”.
La comunión es la unidad, que mantienen dos o más personas, sobre la base de cosas comunes. En tal sentido, la comunión cristiana está basada en “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad las cuales nos han sido dadas por el divino poder de nuestro Señor Jesucristo” (2da.Pedro 1:3).

1. ¿Por qué es necesaria la Koinonía Cristiana?

a) Porque es la expresión práctica de la unidad del Espíritu.

b) Porque es el mismo Espíritu Santo la fuente principal de la Koinonía: “ya que existe comunión del Espíritu” (Fil.2:1c; cf. 2da. Cor.13:14)

c) Porque en la mayoría de los casos todo se queda en la teoría de las ideas y no se lleva a su cabal cumplimiento. Esto es una de las deficiencias en nuestras iglesias. La era también para algunas iglesias en el tiempo apostólico.

Juan exhorta a los creyentes con respecto a esta práctica anti-bíblica cuando dice: “Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1era. Juan 1:6-7).
Se dicen muchas cosas pero no se hace casi nada. Esta es una de las contradicciones que tenemos como cristianos, la cual se constituye en un obstáculo para que seamos diligentes, efectivos y eficaces en el trabajo conjunto.
Asimismo, Santiago exhorta a los creyentes en cuanto a la obediencia a la Palabra de Dios: “…Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace” (Sant.1:25).

d) Porque uno de los propósitos de la proclamación del mensaje con respecto a la vida y obra de Cristo es “para que tengamos comunión unos con otros, aunque también, la comunión verdadera es con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1era. Juan 1:3).

e) Porque como iglesias asociadas se ha sembrado y practicado una regla que ha sido nociva para la verdadera comunión cristiana entre nosotros. Esta regla es aquella que toma las decisiones de la asamblea en convención como “una sugerencia” para la iglesia.

2. ¿En qué debemos participar juntos en ASIGEO?

Uno de los momentos gloriosos que vivió la iglesia primigenia lo relata Lucas en Hechos 2:43-47 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Y todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas,…

Se evidencia aquí una triple comunión: la comunión con Dios, entre el pueblo de Dios y con el resto de las personas. A Dios le rendían cada día adoración y alabanza; entre el pueblo de Dios: suplían [cada día] las necesidades materiales de acuerdo a cada situación y comían [cada día] juntos, celebrando la muerte y resurrección de Cristo; y en cuanto al resto de las personas, demostraban [cada día] su amor para con ellos.

El resultado de toda esta koinonía era que “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser SALVOS” Una de las cosas que resalta Lucas es la constancia en hacer practica la unidad del Espíritu. En Hechos 4:32 se dice también: La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. No había egoísmo sino solidaridad. Debemos luchar juntos no solo para satisfacer las necesidades materiales de los creyentes en la iglesia, sino también por los bienes espirituales. 

Tenemos una salvación común que hay que defenderla con todo, con todos, contra todos, y en todo momento. Judas 3 dice:
Amados, poniendo toda diligencia para escribirles a ustedes, acerca de nuestra común salvación, tuve la necesidad de escribiros exhortandoos que defiendan hasta la muerte la fe una vez dada a los santos. (cf. 2Pedr. 1:1; Tit. 1:4)
Este es uno de los motivos y tarea fundamental que tenemos para participar juntos en el trabajo del Señor: defender juntos hasta la muerte la fe en Cristo, de manera que digamos al final de nuestros días como Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2Tim.4:7). Necesitamos seguir formando un ejército de cristianos que batallen en contra de la apostasía reinante y cada vez más repugnante.

Entonces, ¿En qué más debemos participar juntos?

a) En fomentar el verdadero compañerismo entre nosotros, es decir, entre los pastores y entre los miembros de nuestras iglesias. Los compañeros de batalla se ayudan mutuamente en las buenas y en las malas. No son indiferentes a las necesidades materiales, emocionales y espirituales de sus miembros.
De manera que si un compañero padece, todos los demás compañeros se compadecen con él, si recibe un premio, todos los otros se gozan y lo felicitan. No hay egoísmo, ni envidia ni competencia entre ellos. (Hech.2:42; 1Cor.12:26; 16:10, 16, 17-18; 2Cor.1:7; 8:23-24; Fil.4:3).

b) En contribuir financiera o materialmente para socorrer a hermanos y personas que viven en extrema pobreza en nuestras iglesias y en nuestra comunidad (Rom.12:13; 15:26-27; 2Cor.9:13; Fil.4:10-16)

c) En participar juntos en el cumplimiento de la Misión integral de la Iglesia que consiste en: Proclamar juntos bajo la total autoridad de nuestro Señor Jesucristo, y en el poder del Espíritu Santo, todo el Evangelio del Reino de Dios a todas las naciones, en todo momento, con todos los recursos disponibles, para alcanzar integralmente a cada persona, de modo que se reconcilien con Dios y sean discípulos obedientes y fieles servidores de Cristo, totalmente preparados para realizar toda buena obra para que lleguen a ser plenamente perfectos, conforme a la imagen de Cristo, a fin de que Dios sea glorificado en todo, y por todos. Esta es la misión integral de la Iglesia.

d) En mantener una total cooperación en la obra misionera: rural, urbana, indigenista, intercultural… En ASIGEO queremos tener iglesias que apoyen material y espiritualmente a los siervos que cumplen la misión integral de la iglesia, tanto nacional como internacionalmente. Los Filipenses y Macedonios nos inspiran en este caso.

3. ¿Qué se requiere para mantener la comunión cristiana entre nosotros?

a) Se requiere que practiquemos la santidad. ¿Por qué? Porque “Dios es santo y no hay ningún pecado en él. Si alguno afirma que tiene comunión con Dios, pero practica el pecado, entonces, es un mentiroso y no está practicando la verdad. Pero, si practicamos la santidad así como Dios la práctica, como resultado, tenemos siempre comunión unos con otros y también, recibimos constantemente el perdón de nuestros pecados por medio de la muerte de Cristo” (E.A.M)(1ra. Juan 1:5-7).

b) Se requiere Unidad. La base de la comunión es la unidad del Espíritu y la base de la unidad del Espíritu es la identidad espiritual con Dios y con su Hijo, Jesucristo. Ya tenemos identidad y unidad espiritual, ahora es fundamental que hagamos de la comunión una realidad práctica entre nosotros.

c) Se requiere obediencia. Los verdaderos discípulos de Cristo estamos constantemente aprendiendo a obedecer “todas las cosas que el Señor nos ha ordenado” en su Santa Palabra (Mat.28:20). Si perseveramos en su Palabra seremos bienaventurados en todo lo que hagamos (Sant.1:25). Jehová le dijo a Josué lo siguiente: “…No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien” (Josué 1:7b-8).

d) Se requiere tomar decisiones firmes de mutuo acuerdo para cumplir el plan eterno de Dios para la humanidad. Como dice Amós 3:3 “¿Andarán dos juntos si no están de acuerdo? Para que dos personas vivan juntas tienen que comprometerse, como se comprometen los conyugues. No se puede ser compañeros en el evangelio si no estamos comprometidos con él, y si no tenemos unidad de propósito en el trabajo del Señor. Esta es otra de las deficiencias que hay entre nosotros. No tenemos un
plan de trabajo sistemático, permanente, coherente, integral e integrado. Cada quien hace lo que puede y lo que quiere.

Tenemos muchos planes y programan que se están cumpliendo con mucho éxito, es verdad: Por ejemplo: el programa educativo descentralizado del IBLD, el trabajo constante de la UDEO con los Ministerios Infantiles, Adolescentes y la Casa Hogar; el trabajo tenaz que realizan los jóvenes con AJEO.

De igual manera, el trabajo misionero indigenísta que ejecuta la Iglesia Luz del Mundo, ubicada en Maturín; el programa educativo (CECAM) y misionero en la fundación de nuevas iglesias urbanas de la Iglesia Dios es Amor, ubicada también en Maturín; el programa educativo (La Academia de Obreros) y misionero de la Iglesia Sion en Barcelona; el programa celular y educativo que desarrollan las diferentes iglesias para el crecimiento interno de ellas; los programas radiales de las Iglesias del Buen Pastor, en Carúpano y A Dios sea la Gloria en Cumaná. Menciono estas porque la lista sería más larga.

Esta diversidad es bastante buena y necesaria, pero tenemos que buscar la unidad del Espíritu en aquellas áreas comunes como lo son la educativa y la misionera. ASIGEO no debe seguir pareciéndose a un archipiélago de islas desconectadas unas de las otras. Esto sucede también en muchas iglesias donde los ministerios de niños, adolescentes, jóvenes, damas y caballeros actúan unilateralmente.

e) Se requiere ser perseverantes. Una de las cosas que se resalta en la comunión que tuvieron los cristianos en la era apostólica fue precisamente esto: “Perseveraban en la comunión unos con otros…” (Hech.2:42). El que persevera vence. No basta con tomar decisiones firmes y de mutuo acuerdo, hay que perseverar para que se cumpla todo lo acordado.

f) Se requiere tener sentido de pertenencia Creer que pertenecemos a Dios y que las cosas de Dios nos pertenecen a nosotros, tanto espiritual como materialmente es clave para mantener la comunión unos con otros. En cuanto al último aspecto, el Señor nos ha privilegiado con ciertas propiedades materiales. Tenemos los diferentes edificios y mobiliarios donde se reúnen cada Iglesia local; tenemos las instalaciones donde funciona el I.B.L.D en Caripe; tenemos el terreno y las bienhechurías de la Villa Evangélica, en Ciudad Bolívar, las instalaciones del campamento Chuparipal, en Carúpano, la Casa Hogar en Anaco, la Casa en puerto la cruz, Sede Nacional de ASIGEO.

Es necesario crear la conciencia de que todos estos bienes nos pertenecen y que han sido dados y consagrados por el Señor para que sirvan de instrumentos en el desarrollo de su obra. Tenemos entonces, el deber de mantenerlos y mejorarlos contribuyendo con todos los recursos disponibles. No debemos ser indiferentes ni egoístas cuando se requiere la participación de la iglesia. Algunos dicen: “eso no es mío ni de mi iglesia para invertir; eso es de ASIGEO” Este prejuicio es otra de las barreras que debemos eliminar en este segundo centenario de ASIGEO.
¡ASIGEO SOMOS TODOS! Y ¡TODO LO DE ASIGEO NOS PERTENECE A TODOS!

PREGUNTAS PARA LAS MESAS DE TRABAJO

1. ¿Por qué es necesaria la comunión en y entre las Iglesias?
2. Describa otras áreas donde debemos tener comunión
3. ¿Qué más se requiere para que haya verdadera comunión?
4. ¿Qué debemos hacer para desarrollar un plan conjunto como iglesias asociadas?


Tema desarrollado por: Ps. Eduardo Mejías para la I Convención del II Centenario de ASIGEO, y LXXVI desde su fundación.

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1 Comentario

Jhonny Castro · 23 abril, 2019 en 5:45 pm

La Región 6.- Anaco, Cantaura y Santa Ana. ?????????????

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