“Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.”

‭‭2 Timoteo‬ ‭2:8-10‬ ‭RVR1960‬‬

Existen momentos en nuestras vidas que son totalmente adversos y muchas veces nada ocurre según lo hemos planificado; es allí donde surgen muchas interrogantes.  En el fondo queremos saber: —¿porqué me pasa esto a mí? Aunque muchas veces las cosas que nos suceden son momentáneas o tienen periodos de tiempo corto, igualmente nosotros llamamos a eso padecer o sufrir.

Esta carta es la última de los escritos Paulinos y revela su difícil condición en cautiverio, siendo tratado como un malhechor, lo que implicaba ser sujetado con cadenas con una expectativa cercana de ser ejecutado. A esta grave situación personal hay que añadirle una gran tristeza causada por el mal comportamiento de algunos como: Figelo, Hermógenes, Demas y Alejandro el calderero. Probablemente su salud también sufría algún quebranto en la prisión, y que además es muy probable que careciera hasta de ropa necesaria para abrigarse.

Se ha dicho que esta carta representa su testamento espiritual dirigida a su amado hijo Timoteo,  donde le exhorta a mantenerse fiel y a no avergonzarse de ser testigo de Jesucristo.

Pablo con sus palabras buscaba inspirar a Timoteo y qué mejor forma de hacerlo,  que recordarle la gloriosa obra de Jesús. Lo Invita a hacer memoria, a recordar, a pensar en la humanidad de Jesús quien es el mejor ejemplo de sufrir a manos de los injustos. Le hace énfasis en todo lo que Cristo como hombre soportó; padeciendo las aflicciones hasta morir. Sin embargo le recuerda una vez más que su obra no terminó allí, en la cruz; sino que resucitó conforme al evangelio que hemos recibido.

Pablo estaba sufriendo como un malhechor por causa de ese evangelio. Y a pesar de  estar preso, dichas prisiones y sus cadenas no iban a detener la obra de Dios, porque la palabra no estaba presa. La invitación para Timoteo era a no avergonzarse, sino más bien  dar testimonio de Pablo y del señor Jesucristo, a través de participar en las aflicciones propias del evangelio. 

Sus padecimientos no los consideraba  en vano, ni eran inútiles; ya que Pablo los soportaba con el objetivo de que muchos conocieran a Jesucristo, el único en quien el ser humano puede encontrar salvación y vida eterna. No hay nada más grande para nosotros los creyentes,  que entender cuál es el propósito para el que Dios nos ha llamado; ya que eso nos hará permanecer. Por tanto, vamos a anunciar el evangelio, vamos a soportar lo que venga, porque tenemos la convicción y la seguridad de que el evangelio que hemos recibido es el mensaje de Dios para salvación, el único mensaje que restaura la relación entre Dios y el hombre.

Caben entonces, las siguientes preguntas:

—¿Estoy dando testimonio de Jesucristo? 

—¿Qué tanto he padecido por la obra y el evangelio? 

Medita en la obra de Cristo y reflexiona. 

Conclusiones

  • Miremos a nuestro mayor ejemplo. (Jesucristo y su obra)
  • La invitación es a anunciar el evangelio, padecer y soportar por amor a los que no conocen a Jesucristo.
  • La salvación es en Jesucristo, no hay otro nombre que pueda salvar al ser humano.

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Categorías: Reflexiones Pastorales

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