Nota del editor: Esta carta es en realidad un relato ficticio que funciona como un ejemplo de abuso espiritual, es necesario leer previamente los pasajes sugeridos Hechos 20:17-38, 1Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9 y 1 Pededro 5:1-4 y responder las preguntas de discusión:

  1. ¿Las cualidades de carácter exigidas a los pastores son un perfil ideal o son exigencias reales que ellos deben evidenciar antes de asumir la tarea pastoral?, ¿Las listas de cualidades presentadas en el Nuevo Testamento son exhaustivas o podemos añadir otras cualidades?, ¿si se añaden, sobre qué bases se haría?
  2. ¿Qué aspectos del carácter son requeridos a los que sirven como pastores?, ¿por qué es
    tan importante que los pastores muestren estas cualidades en su carácter?, ¿cómo afectaría a la iglesia si los pastores no muestran tal carácter?

Lectura: Carta abierta a los pastores

Usted sabe muy bien de quién se trata: Acostumbraba sentarse adelante en la iglesia. Es delgada, atractiva y se viste muy bien. Amaba al Señor y quería servirle poderosamente. Se dispuso a participar en cuantas actividades la iglesia tenía. Era moldeable, al punto tal vez, de ser un poco ingenua. Era compasiva y buscaba con sinceridad un ministerio donde pudiera ayudar a alguna persona.

Luego observó que usted mostraba interés en su caminar con Dios, y cerca de usted comenzó a sentirse especial. Usted le dijo que su ministerio como pastor era bastante solitario y que no tenía con quién conversar. Ella era buena para escuchar y quería ser su amiga. Incluso usted llegó a pedirle que orara por su matrimonio hueco, vacío de relaciones físicas por varios años. Ella podía ver en usted a un gran hombre de Dios, por lo que usted llegó a ser su mentor.

Ahora bien, ella se siente algo confundida en cuanto a sus sentimientos. Por un lado, ella ansiaba sentirse especial. Pero cuando usted le dijo cuánto significaba ella para usted, la noticia la sacudió, sabiendo que esto no era correcto. Promesas secretas fueron hechas y confirmadas frecuentemente al compartir sus fantasías sexuales en relación con ella. Sin embargo, usted no quería que ella profiriera palabra alguna, alegando que destruiría su ministerio. Y, después de todo, según lo declaró, «ella era tan tentadora».

En su consejería pastoral, usted le restó importancia a sus sentimientos de culpa. Usando de su carisma y naturaleza atractiva, sus palabras pronunciadas suavemente le aseguraban que Dios perdonaba su tropiezo, que hay peores pecados.

Ella no sabía nada de relaciones abusivas. Toda su vida había sido enseñada a respetar la autoridad, especialmente la de Dios. Usted es su pastor. Ella estaba convencida de que usted jamás le haría daño. Usted es la persona que comparte desde el púlpito el mensaje de Dios; usted ora en el nombre de Dios; usted nos ministra con la autoridad de Dios.

Ahora ella no tiene con quién conversar y está aislada en su vergüenza creciente. Usted, pastor, el pastor de nuestro rebaño, la figura paterna en nuestra comunidad de fe, ha robado. ¡Usted ha robado su mente, cuerpo y alma!

Antes de encontrar el valor para buscar una terapia cristiana, el suicidio le pareció una forma de liberación acogedora para salir del pozo de vergüenza en el que usted la colocó. Pero, lentamente, aún en medio de la devastación, está comenzando a encontrar a Dios de nuevo. Sin embargo, su capacidad para confiar ha sido cambiada para siempre.

¿Y usted? ¿Cómo puede decir que había «consentimiento mutuo» cuando su poder es tanto más superior que el de ella? El incesto espiritual ha ocurrido. Un pastor, más de una docena de mujeres. ¿Cómo pudo esto haberse dado por tanto tiempo? Tal vez usted se salve esta vez con una advertencia severa de la junta. Quizá hasta decida dejar el ministerio por algún tiempo. Pero a menos que usted arregle la devastación espiritual en su propia vida, y el daño que ha causado a otros, usted está condenado (predestinado) a repetir la ofensa.

Nuestro Maestro dijo una vez: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Pastores, por favor dejen de explotar a mi esposa. Por favor dejen de explotar a mi Dios.


Comentario

«En este escrito el Dr. Khrome, presenta en su narrativa un claro ejemplo de abuso espiritual, llama la atención que aparentemente este pastor estaba siendo descalificado en muchas de las cosas que nos dirigen a revisar su perfil y las recomendaciones bíblicas que hasta este punto hemos concebido en cada pasaje y articulo leído. Se puede observar infidelidad en el matrimonio, un peligroso desenfoque en el ministerio, falta de prudencia, sobriedad, decoro y pureza. Por otro lado, una evidente falta de rendición de cuentas, si “la junta” a la que se refiere la carta, es una junta pastoral, entonces puedo añadir un mal entendimiento de lo que significaba el trabajo en equipo, una completa falta de integridad ministerial. En conclusión, podemos determinar lo importante que es cumplir como requisito real cada una de las características que apuntan hacia el carácter de un candidato a pastor, al igual que la justa necesidad de que la tarea no sea llevada a cabo por un solo hombre sino por un equipo colegiado». –Wilmando Hdz

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