Marcos | por Emanuel Elizondo
«Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios» (Mr. 11:22).
El pasaje de Marcos 11:22 se encuentra en el contexto de la maldición de la higuera estéril. Pedro, al igual que los demás apóstoles (cp. Mt. 21:20), se sorprende al ver seca la higuera que Jesucristo había maldecido (Mr. 11:14). Y Jesucristo responde con una declaración que captura uno de los aspectos centrales de todo el Evangelio de Marcos: “Tened fe en Dios”.
La cuestión de la fe es de suma importancia en los Evangelios, y Marcos no es la excepción.
Muchos podrían identificarse con Pedro, o con aquel hombre que exclamó: «Creo; ayuda mi incredulidad» (Mr. 9:24).
¿Cuál es tu reacción cuando te encuentras en medio de una situación adversa?
Intelectualmente sabes que lo correcto es venir a Dios por medio de Cristo, pero en ocasiones es difícil evitar que tus propios pensamientos te ahoguen en la ansiedad e incredulidad.
Sin embargo, las Escrituras te dan las herramientas suficientes para que puedas responder en fe incluso cuando estés pasando por alguna prueba. Hay tres razones, que se observan en el libro de Marcos, por las cuales tú puedes tener fe en Dios. Estas tres razones tienen que ver con la autoridad de Jesucristo.
La autoridad de Jesús
Primeramente, Jesús tiene autoridad sobre los poderes de las tinieblas. Por ejemplo, en Marcos 1:21-28 se narra una de las varias confrontaciones que tiene Jesús con Satanás y los demonios (cp. también Mr. 1:13; 8:33). En este caso, es un hombre endemoniado. El poder de Jesús sobre Satanás se hace evidente cuando, con un mandato, Jesús expulsa el demonio (1:25).
La respuesta de los que fueron testigos de este evento era de esperarse: asombro y admiración (1:27-28). Al ver la completa autoridad que Jesucristo tiene sobre los demonios, puedes confiar en que estás seguro en las manos de Dios. Incluso si pasaras por una terrible adversidad, como le sucedió a Job, todo sucede bajo el plan de Dios ( Job 1:21). Pon tu fe en aquel que ha triunfado sobre todos sus rivales. Deposita tu confianza en aquel que es fuerte. ¡Ten fe en él!
El poder de Jesús
Segundo, Jesús tiene poder sobre toda enfermedad. Inmediatamente después del endemoniado, Jesús sana a la suegra de Pedro (Mr. 1:31), a muchos que padecían diversas enfermedades (1:34), a un leproso (1:40-45), a un paralítico (2:1-12), a un sordo y tartamudo (7:31-37) y a un ciego (10:46-52). Esto habla de que Jesús tiene absoluta autoridad, incluso sobre las enfermedades. Por supuesto, eso no quiere decir que siempre sanarás cuando te enfermas. Hay creyentes fieles que padecen enfermedades crónicas, o incluso mueren debido
a una enfermedad.
Dios, en su soberanía, puede permitir que te enfermes, y que glorifiques a Dios por medio de tu sufrimiento. Pablo claramente habló de sus sufrimientos en 2 Corintios 11:23-29. Sin embargo, incluso con todas esas adversidades, el apóstol escribe: «…por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co. 12:10). De la misma manera, por la gracia de Jesucristo tú puedes poner tu fe en el Dios que está en control de todo, incluso de tus necesidades físicas.
La deidad de Jesús
Tercero, Jesús tiene autoridad para perdonar tus pecados. En el capítulo 2 de Marcos se cuenta la historia de unos amigos que llevan a un paralítico para ser sanado por Jesucristo. Cuando el hombre baja por el techo, Jesucristo lo mira y pronuncia: «Hijo, tus pecados te son perdonados» (2:5). Al escuchar esto, los religiosos de la época lo acusan de blasfemo en sus pensamientos.
Así que, para demostrar su autoridad no solamente sobre la enfermedad, sino también para perdonar pecados, Jesucristo sana al paralítico y dice para que todos oigan: «Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa» (2:10-11). Jesús es el único que tiene el poder para perdonar tus pecados. Por medio de su obra en la cruz obtienes el
perdón. Cuando pases por una adversidad, recuerda que tu alma está segura en Jesús. Puedes estar seguro de eso. No debes temer. Él mismo lo prometió cuando dijo: «y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano» ( Jn. 10:28). Si tu misma alma está segura en las manos de Dios, ¿cuánto más lo estarán tus situaciones? Tú puedes confiar en él.
Puesto que Jesucristo tiene toda autoridad, puedes depositar en él tu fe y tener completa confianza porque él es fiel y es digno de confianza. Indudablemente pasarás por adversidades. Pero a diferencia del mundo, si eres cristiano, tienes a Jesucristo morando en ti (Ef. 3:17). ¿Confiarás en él hoy?
Para reflexionar
No hay nada como confiar en Aquel que es digno de confianza. Él tiene toda autoridad y es fiel. No dudes ni por un instante. Él está contigo hasta el final.
Que tu fe sea alentada por esta verdad.
Nota del Editor: Este escrito forma parte del Libro: «En ti Confiaré» Meditando en la Fidelidad de Dios en el Nuevo Testamento, publicado por Editorial Bautista Independiente | Usado con permiso | Puedes descargar gratis este y otros recursos aquí
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