Betcha can't see it

¿Guillermo, amas a mis ovejas? (Juan 21). Esta pregunta del Gran Pastor me llegó al alma con fuerza increíble.

Un accidente extraño me tuvo postrado varios meses, haciéndome descansar lo suficiente para oír la voz de Dios. Mientras sentía lo mismo que otros cuando se enfrentan con una calamidad inesperada, me puse a pensar en personas de mi congregación que habían sufrido una crisis ese año. ¿Realmente las había cuidado? ¿Me habría tomado el tiempo para comprender sus dolores, sus temores, sus necesidades? ¿Había hecho lo necesario para proveer por ellas? ¿Las había amado como ahora deseo que me amen a mí?

Cuando visitaba a mis miembros en el hospital, ¿estaba realmente interesado en su bienestar, o simplemente estaba cumpliendo con mis obligaciones de pastor, asegurándome de que ellos supieran que había estado ahí? Cuando alguien moría, ¿me entristecía personalmente? Cuando alguien tenía un hijo enfermo o tenía que llevar a un padre al hogar de ancianos, ¿estaba dispuesto a emocionarme lo suficiente para comprender?  Cuando me enteraba de necesidades profundas del cuerpo y decía «oraré por usted», ¿era esa realmente mi intención, y era suficiente mi oración? ¿Era un pastor, o simplemente un obrero asalariado? Un asalariado es alguien que ha sido contratado para una tarea.

Ha aceptado el puesto debido a la recompensa material, la ganancia personal. Para un obrero asalariado, cuidar de las ovejas es simplemente un trabajo, no una pasión. A los asalariados solamente les interesa una cosa: ellos mismos.

En la época de Jesús, esta falta de amor era evidente cuando un asalariado respondía a algún peligro que amenazaba al rebaño. Simplemente se escapaba. Estaba mucho más preocupado por su bienestar personal y su comodidad que por el bien de quienes debía proteger. Uno debe preguntarse si el tiempo promedio de permanencia de los pastores en iglesias ilustra una actitud común en los pastores.

Cuando surgen problemas y conflictos, la respuesta natural del líder es protegerse emocionalmente o físicamente de los demás. A veces, diciendo «siento que Dios me dice que es tiempo de irme», se escapa. En algún momento dejó perdido el amor por el rebaño, el tipo de amor que hace que esté dispuesto a «dar su vida por sus ovejas» (Jn. 10: 1 l).

Tome un momento y permítale a Dios hacerle la pregunta que me ha estado haciendo todo el tiempo desde el año pasado: (Ponga aquí su nombre), _______________

¿Verdaderamente amas a mis ovejas?

Las pirañas son peces pequeños pero fatales. Tienden a atacar a su presa en masa, venciéndola antes de que tenga oportunidad de defenderse. Todos los pastores tienen sus pirañas personales. Pueden morderle los talones o abrumar su alma. La ocupación de las actividades diarias, el co-pastor que sabotea la obra (o nunca trabaja), el grupo que siempre dice «nunca lo hicimos así», el comentario hiriente luego de lo que usted considera que fue un buen sermón, el diácono dominante, las estadísticas que empeoran o permanecen iguales, todo esto puede abrumar al líder.

Antes de que lo advierta, la pasión que una vez tenía por las almas se ha ido. El amor por otros ha sido reemplazado por una simple devoción al deber, o, peor todavía, por un deseo creciente de agradar a los hombres. El celo es reemplazado por la rutina, la pasión por la pasividad. Agregue a esto los pecados sutiles que llenan la vida de todo líder, y es fácil ver cómo la motivación principal de «amarnos unos a otros entrañablemente, de corazón puro» (1 P:1:22) es debilitada.

Una vez que esta motivación fundamental está ausente, la llama del ministerio con propósito y poder se apaga y se muere. ¿Qué es lo que usted ha permitido entrar a su corazón y quitar de su lugar el amor de Dios por Su rebaño? Algunas razones, me imagino, son más bajas que otras, pero el resultado final es el mismo: si usted no ama a su pueblo, no lo cuidará. Perderá la habilidad de brindar el amor del Gran Pastor, un amor que necesitan sentir desesperadamente. Será simplemente un obrero asalariado y dejará de ser un verdadero pastor.

¿Está consciente de alguno de los siguientes problemas que ha permitido destruir su amor por el rebaño? ¿Ha sido lastimado por miembros de su iglesia y ha respondido emocionalmente distanciándose de ellos y otros? Ellos no han respondido a usted, así que piensa «¿por qué preocuparme por ellos?»

¿Ha sido atrapado por la mentalidad de «crecer por crecer» de tal manera que ha perdido de vista a los individuos y sus necesidades? ¿Se ha preocupado más por las estadísticas que por las vidas, si realmente estas han sido cambiadas eternamente? ¿Se ha ocupado tanto con tareas administrativas que no tiene tiempo para las personas? ¿Cuándo fue la última vez que usted personalmente guió a alguien a Cristo, aconsejó a un matrimonio con problemas, discipuló a un nuevo creyente, o luchó en oración por el destino de una persona?

¿Se ha convertido en simple obligación el trabajo rutinario del pastorado? ¿Tiene pavor a las visitas al hospital? Cuando alguien llama por teléfono, ¿desea que sea algo rápido, y que de alguna manera lo beneficie a usted? ¿Ha dejado de prestar atención en usted a los pecados pequeños, y de esa manera la hipocresía ha penetrado sutilmente en su vida? ¿Ama a algunos en público, despreciándolos en privado? ¿Se regocija secretamente cuando otros fracasan? ¿Predica amor el domingo pero practica la crítica o el chisme el lunes? ¿Ha perdido su intimidad con el Señor del amor, el único que puede amar el rebaño por medio de usted, ya que «el amor es de Dios» (1 Jn. 4:7,8)? Cuando es necesaria la confrontación, ¿ama a su gente lo suficiente para hablar la verdad, o se escapa como un asalariado?

¿Hay algún miembro de la iglesia a quien usted no ha perdonado, cuya ofensa usted todavía guarda en su corazón contra él? «En cuanto de usted depende», ¿está «en paz con todos los hombres» (Ro. 12: 1 8)? Durante una auto evaluación reciente, Dios me guió a estudiar las características de un verdadero pastor. No hay modelo más puro que el Gran Pastor, Jesucristo.

En todas las maneras en que Cristo nos pastorea, nosotros, los líderes, debemos pastorear a otros. La explicación de David del cuidado del Pastor por él en el Salmo 23 nos da una de las ilustraciones más detalladas de este modelo de liderazgo. Aunque nunca lograremos la perfección con que Él lleva a cabo Su tarea, es nuestro llamado y nuestro modelo.

Tome unos minutos para evaluarse a sí mismo como pastor verdadero. En oración, y en práctica, detalle maneras nuevas en que puede llegar a ser el tipo de líder y pastor que Dios desea.

1. Jehová es mi pastor, nada me faltará

Explicación: Un buen pastor conoce a sus ovejas por nombre, y ellas lo conocen. ¿Ha dado pasos para estar realmente involucrado en las vidas de su gente? ¿Dirían alegremente los miembros de su congregación, «¡Es mi pastor!»? ¿O tendrían que buscar en su pasado para encontrar alguien que demuestra verdadero cuidado por ellos? ¿Qué iniciativa ha tomado para pastorear a quienes le han sido confiados?

Evaluación: ¿Cómo me está yendo? (Marque una opción)

  • Asalariado (   ) 
  • Algo fiel (    )
  • Frecuentemente fiel (   )      
  • Pastor amoroso (    )

Aplicación: ¿Qué pasos específicos puedo dar para llegar a ser un mejor pastor en este aspecto?

2. En lugares de delicados pastos me hará descansar

Explicación: Un buen pastor se asegura que haya suficiente comida para sus ovejas. Hace todo lo necesario por alimentarlas. ¿Alimenta a su gente? ¿Toma el tiempo necesario para estudiar y oír la voz de Dios para que pueda darles algo fresco, que da vida? ¿Los ama lo suficiente como para preparar mensajes inspirados por Dios que renovarán sus mentes y transformarán sus vidas?

Evaluación: ¿Cómo me está yendo? (Marque una opción)

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3. Junto a aguas de reposo me pastoreará

Explicación: Las ovejas no beben de aguas con corriente. Un buen pastor encuentra aguas tranquilas o hace un dique en el arroyo para crear tal tranquilidad. ¿Trabaja agresivamente para ayudar a su gente a conquistar el temor? ¿Se encuentra con ellos «donde están» en sus actitudes, con un deseo amoroso de guiarlos a donde deberían estar? Cuando toma decisiones, ¿Abruma a su gente o los guía con cuidado?

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4. Confortará mi alma

Explicación: Un buen pastor habla con sus ovejas diariamente, llamándolas por nombre. ¿Alienta a su gente? ¿Se ocupa mucho en las reprimendas, y poco en el aliento? ¿Usa la Palabra de Dios para restaurar la mente, las emociones y la voluntad de su gente?

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5. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre

Explicación: Un buen pastor no arrea a las ovejas desde atrás, sino que va delante de ellas y las guía al bien, a los mejores caminos. ¿Ama tanto a su gente que camina las sendas de justicia para que otros lo sigan? ¿Es consciente de la relación vital entre su caminar y el de ellos? ¿Paga alegremente el precio de la vida piadosa para que pueda guiar a otros allí también?

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6. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento

Explicación: ¿Está con su gente en momentos de crisis? ¿Responde pronto cuando hay una dificultad? ¿Saben que usted estará ahí si es posible? ¿Se ha preparado con la Palabra de Dios para saber cómo servirles en tales momentos? ¿Los busca cuando caen, o los deja alejarse sin levantar un dedo?

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7. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores

Explicación: Un asalariado huye cuando se acerca el enemigo. El pastor permanece. No solamente protege a las ovejas, sino que continúa proveyendo para ellas en presencia del enemigo. ¿Cómo responde usted cuando hay conflicto en la iglesia? ¿Protege a sus ovejas de las influencias destructivas del mundo, la carne, y el diablo? ¿Provee el tipo de comida espiritual que las fortalecerá para enfrentarse a tales enemigos? ¿Las está preparando para enfrentar al mundo?

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8. Unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando

Explicación: Un buen pastor lleva aceite para ungir y trata las lastimaduras y los moretones de sus ovejas. Muchas veces usa su propio vaso para dar de beber a las ovejas. ¿Está trabajando para llevar la sanidad a los corazones, vidas y relaciones personales de su gente? ¿Las unge con el aceite sanador de Cristo que calmará su dolor? ¿Satisface su sed con el agua viva de Cristo que fluye de su propio ser?

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Aplicación: ¿Qué pasos específicos puedo dar para llegar a ser un mejor pastor en este aspecto?

Tuve el privilegio de pasar una semana con Vemon Hi el pastor de la iglesia evangélica más grande de Gales. Tiene casi 70 años, y nació en medio del avivamiento de Gales. Por más de 35 años ha pastoreado la Iglesia Evangélica Heath en Cardiff, Gales, con amor.

Le pregunté cómo se mantiene al día con su gente. Me respondió, «Sé cuando no vienen el domingo»  ¿Cómo lo sabe?, le pregunte.  ¿Qué tipo de registro usa? Respondió, «No tenemos un sistema. Son mis ovejas. Simplemente sé».

Recientemente he estando haciendo una oración simple. Creo que honra a Dios, porque en Su corazón desea que esto suceda. Quizás usted desee unirse a mí en esta oración.

Señor, ¡llena mi corazón de amor  por tu rebaño!

Oro que Dios me haga un líder que es más que un asalariado o un administrador. Deseo ser un pastor que «conoce el estado de sus ovejas y mira con cuidado por su rebaño» (Pr. 27:23).

Le pido a Dios que llene mi corazón con amor fresco por Su pueblo, que me enseñe otra vez a «llorar cuando lloran, y regocijarme cuando se regocijan». Le pido al Gran Pastor que me haga un buen pastor… ¡un pastor que ama a Sus ovejas!


El Dr. Bill Ellíff sirve en el consejo Asesor de Ministerios de Acción de Vida y es pastor de la Primera Iglesia Bautista de Little Rock, Arkansas.

Tomado con permiso de la revista Spirit of Revival, Volumen 28, #1 Marzo 1998

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