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El Altar Familiar debe convertirse en una Prioridad Espiritual en nuestra Casa

«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.»
‭‭Deuteronomio‬ ‭6:4-7‬ ‭RVR1960‬‬

Honrar a Dios en el núcleo familiar, de forma permanente, es parte de nuestro reconocimiento a su autoridad, soberanía y poder sobre nosotros.

La adoración en casa comienza por nuestro ejemplo

Desde el momento en que el creyente recibe a Cristo como Señor de su vida, él viene a residir en su corazón, se convierte en dueño de su ser, y debe honrarle con sus acciones. Nuestra Vida es el testimonio que afirma nuestra fe. La familia es impactada por lo que ve en nosotros. Por la forma en que rendimos adoración a Dios, es que los nuestros son motivados a formar parte del altar familiar.

La familia se integra en la adoración por el mover del Espíritu Santo en casa

Si el hogar se vuelve un centro de adoración a Dios, definitivamente la presencia del Altísimo llenará el lugar por completo. El Espíritu Santo comenzará a transformar los corazones y las Vidas de nuestros padres, pareja, hijos, y demás personas que habiten con nosotros.

En ocasiones, comenzamos solos nuestras reuniones en casa, pero poco a poco, con el favor divino, veremos cómo nuestra familia se irá integrando en la adoración. Clamemos por la presencia del Espíritu Santo en nuestros hogares. Preparemos el ambiente adecuado para que el Consolador se sienta a gusto en casa.

Dejemos que él mueva las piezas del rompecabezas como sabe hacerlo. Cuando menos lo imaginemos gozaremos de la bendición de tener un altar familiar con la participación de todos. Por medio del culto familiar se puede mostrar a los hijos que el cristianismo auténtico es un estilo de vida, es algo de todos los días a cada instante del día, es una forma de encarar la vida en dependencia absoluta del Señor.

La importancia del altar familiar

En el hogar donde la familia se reúne para adorar a Dios, su presencia es sensible. Vivimos en una época dominada por el pensamiento de que hay tiempo para todo. Esto puede ser real si nos disponemos a ser fieles administradores de nuestro tiempo y de nuestros recursos.

Sin embargo, aunque reina dicho pensamiento, la gente, aun los creyentes, rara vez dedican tiempo para consagrarlo a Dios, no sólo de manera personal, sino especialmente con su familia. Pensamos en hacer miles de cosas, incluso con nuestra familia, y luchamos por consolidar las ideas que vienen a nuestra mente, pero siendo sinceros, ¿qué tanto pensamos y hacemos por el crecimiento espiritual de los nuestros?

Consagración Familiar

El altar familiar debe convertirse en una prioridad espiritual en nuestra casa. El Señor no sólo nos pidió consagración individual a nosotros, sino que también incluyó en esa entrega a nuestra casa. Tenemos que educar a nuestra familia en el temor de Dios, haciendo parte constante de nuestra vida la enseñanza de los principios bíblicos a los miembros del hogar. Y estas palabras… estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa… (Deuteronomio 6:6, 7). ¡Para eso sirve el altar familiar!

Debemos llegar a decir, junto a nuestra familia, como decía el salmista, Salmo 119:103 “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN O APLICACIÓN:

¿En qué grado le ha dado importancia al altar familiar? ¿Será que necesitan replantear sus convicciones como miembros de la familia y, en virtud de lo que son, empezar a honrar a Dios con su casa, con su cuerpo y con todos los miembros de la familia?

Vivamos el cristianismo en toda su magnitud en el seno de la familia, en cada decisión que debemos tomar, en cada actividad que debemos realizar. De ninguna manera podemos edificar familias cristianas sin dar importancia al culto familiar o al altar familiar. En cuanto al cuándo y al cómo del altar familiar, esto depende de las circunstancias específicas de cada familia.


Autor desconocido 

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