Hace poco estaba viendo una de esas películas basadas en hechos reales que me habían recomendado, no siendo coincidencia el contenido de la misma con la situación que el mundo entero atraviesa por el brote del Coronavirus. La película presenta la valentía de un equipo de trineo dirigido por Leonhard Seppala y comandados por TOGO, perro líder de una manada de lobos bien conocidos por su velocidad, astucia y valentía a la hora de atravesar largas distancias y sortear peligros múltiples en los trayectos difíciles de Alaska.
Estos perros debían recorrer alrededor de 1000 Kilómetros con propósito de buscar los sueros con la antitoxina que evitaría la propagación de un brote de Difteria que había acabado con la vida de varios niños en una localidad lejana de Alaska y amenazaba con propagarse en todo el pueblo.
La encrucijada
Aparte del trineo de Seppala, debieron buscar un grupo de más de 20 equipos; para poder completar la larga y compleja tarea. Nunca antes nadie se había atrevido a atravesar dos veces la bahía de Norton Soud, todo había quedado en brazos del único que lo podía hacer: Leonhard Seppala, junto a los músculos de Togo y su equipo; siendo según palabras de sus propios compañeros de trineo, un reto imposible de realizar.
Seppala y sus valientes perros debían hacerlo; en la cinta cinematográfica se muestra de manera audaz y elocuente, la travesía por la bahía; cosa que fue corroborada por algunos diarios REALES dejados por aquel hombre donde escribió acerca de la travesía a través de la Bahía de Norton Soud como una de las más difíciles que había realizado; y aunque Leonhard era un personaje acostumbrado al peligro y situaciones complejas; esta sería por mucho, la más arriesgada de su vida, por lo que el mismo llegó a decir que esta no tendría comparación.
Seppala ya en medio del congelado mar cayendo a pedazos tras él; con grandes témpanos de hielo rompiéndose por doquier, y perros alterados y temerosos; comenzó desde su interior a lanzar palabras de ánimo hacia sus animales con el fin de evitar que miraran atrás, que pararán de correr y que más bien empujarán con todas sus fuerzas a un trineo que casi caía al fondo de aquella bahía.
En algún momento donde la escena se tornó emocionantemente complicada, y en medio de una fracturada bahía; Seppala le grita a su manada: «Ustedes serán parte de la historia de un recorrido nunca antes realizado, ¡¡¡Togo!!! tú serás recordado como el gran perro diminuto de patas, pero con corazón de sobreviviente, y ustedes pequeña manada de perros, serán también admirados y recordados como aquellos que no cedieron ante el peligro que les rodeaba, corran queridos amigos, corran, avancen pequeños animales, que ya falta poco para llegar al final». Al final pudieron llegar hasta el otro lado de la bahía, cansados, agotados pero satisfechos y contentos por cumplir la tarea.
Ánimo en medio de la tempestad
La biblia en el libro de Hechos muestra también una tormenta sin precedentes y con muchos peligros que rodearon a una embarcación que dirigía al reo Pablo hacia Roma. En medio de la travesía y con la tormenta golpeando ferozmente la nave; todo indicaba la pérdida total de la tripulación y desaparición de la embarcación; tal era la complicación del momento que Lucas describe de manera profunda aquel momento:
«Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad NO PEQUEÑA, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos» Hechos 27:20
Allí en medio de la dificultad emergen desde la profundidad del alma y seguridad de Dios, palabras de ánimo del apóstol Pablo quien previamente había dado varios consejos de NO continuar la travesía sin ser escuchado; sin embargo esta vez, y a pesar del desaire anterior; les habla de manera contundente y directa, a soldados y tripulación de la nave:
«Ahora les exhorto a TENER BUEN ÁNIMO, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave» Hechos 27:22.
Sin buscar espiritualizar, alegorizar o sensacionalizar un texto como este; y evitando interpretaciones equivocadas, debemos contemplar sí el ánimo que brinda Pablo a los que estaban en aquel lugar a pesar de la compleja situación. Pablo no solo descansa en la seguridad de Dios, sino apunta a los propósitos supremos que estaban determinados ante aquella situación para Él y para los que le acompañaban en el viaje; ninguna persona iba a perecer, y eso iba a pasar solo como muestra de la gracia y misericordia brindada por Dios para con Pablo, Lucas y creyentes en la nave. Estos miembros creyentes incluidos Pablo y Lucas, debían buscar la oportunidad para dar testimonio a la tripulación, Glorificar y exaltar a Dios en aquel mismo momento; porque era necesario que Pablo compadeciera ante el Cesar, hablará y diera testimonio de la obra y Señorío de Cristo:
«Es necesario que compadezcas ante Cesar; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho» Hechos 27:24-25.
Historias encontradas
Ambas historias muestran el ánimo que debe emerger desde corazones que aún en medio de circunstancias extremadamente difíciles son capaces de alentar a los que están alrededor; aunque la prueba sea difícil y destructiva nuestra mirada debe estar al frente y confiados en quien dirige todo; seguros de lo que dijo el Señor por medio de la pluma y vida del Apóstol Pablo: «Todas las cosas son para nuestro bien» Romanos 8:28, mirando en todo tiempo al frente, siguiendo la meta, prosiguiendo el blanco (Filipenses 3:14), cosa que el recordado corredor de Trineos Seppala pudo hacer animando a sus temerosos animales a colocar la mirada hacia el frente, y así concretar la travesía y salvar la vida de un pueblo y muchos niños en la Alaska de los años 20.
Dios nos permita en este tiempo difícil poder animar a pesar de que en algunos casos el temor y la duda también estén alrededor; y podamos hacer también lo mismo que nuestro amado hermano Pablo quien cobró ánimo y brindó ese sentimiento infundado por Dios a todos los que le rodeaban; siendo una gran historia que nos permite valorar en todo tiempo y aún más en los momentos de aprietos la presencia de Dios, como único medio de plena seguridad y esperanza.
«Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos uno a otros, así como lo hacéis» 1 Tesalonicenses 5:11.
Algunas notas son tomadas de la película «Togo».
Robinson Moreno es miembro del Equipo Pastoral de la Iglesia «Bíblica Metropolitana» de Barcelona | R1
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