Devocional Semanal (Coordinación Regional ASIGEO R6 Z2) 19092020

Título: EL POBRE Y EL RICO ANTE LA PRUEBA

Autor: Wilmando Hernández

Texto: Santiago 1:9-11

El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación, porque él pasará como la flor de la hierba. Cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae y perece su hermosa apariencia. Así también se marchitará el rico en todas sus empresas. 

CONTEXTO TEXTUAL

Santiago 1:5-8: En momentos de pruebas, Santiago invita a los lectores a pedir con fe, sabiduría a Dios en caso de faltarle a alguno, de manera que puedan tomar decisiones correctas y que sean guidas por Dios, indicando además, que Dios la dará en abundancia y sin ningún reproche, luego hace énfasis en pedir con fe, sin dudar, y compara a la persona que duda como las olas del mar que van y vienen, personas de doble ánimo y que por ser asi, no recibirán nada de parte de Dios.

INTRODUCCIÓN

Es importante recordar que Santiago está escribiendo a los cristianos en la dispersión, lo que significa que muchos de ellos tuvieron que dejar sus empleos y posesiones para estar donde se encontraban ahora (los pobres), otros gozaban de una buena posición económica (los ricos), sin embargo, ambos tenían algo en común, estaban atravesando diversas pruebas.

VERDAD CENTRAL

El creyente debe entender que, es más importante nuestra posición en Cristo (lo eterno), que nuestra condición terrenal (lo temporal). En esto debemos gloriarnos, cuando seamos sometidos a diversas pruebas, sea cual sea la condición en la que nos encontremos. «Esto dice el Señor: no se gloríe el sabio en su saber; ni se gloríe el valeroso en su valentía; ni el rico se gloríe en sus riquezas. Mas el que quiera gloriarse, gloríese en conocerme y saber que yo soy el Señor, el autor de la misericordia, del juicio y de la justicia en la tierra; pues éstas son las cosas que me son gratas, dice el Señor». Jeremías 9:22-24.

REFLEXIÓN

Santiago exhorta, tanto al pobre como al rico, a que deben ser humildes delante de Dios y depender solo de Él.

EL POBRE DEBE GLORIARSE EN SU EXALTACION (V9)

Santiago de manera sabia, les recuerda a los hermanos que, aunque sean de humilde condición, deben sentirse orgullosos de lo mucho que valen delante de Dios.

Puede que no tengas todos los recursos que desearías tener en la vida, pero recuerda, lo más importante no son las riquezas, lo que verdaderamente te hace rico, es saber que para Dios eres muy valioso, que tu vida es importante para él, tan importante que pago un precio tan alto para rescatarte de la condenación eterna.

Tan alto que no escatimo ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó de su gloria para hacerse obediente hasta la muerte de cruz, una muerte que no lo pudo contener y que fue derrotada con su gloriosa resurrección, más asi, pagó el precio por tus pecados, y por su gracia recibes la salvación y vida eterna, que sólo él puede darte.

Esta riqueza que se basa en lo que somos en Cristo, nos hace depender completamente de Dios, y esa dependencia es la que hará que tengamos victoria en medio de la prueba y Dios sea glorificado, de manera que cuando por ejemplo, acudas a un centro de salud para recibir los primeros auxilios por un accidente o una enfermedad repentina; pese a todo pronóstico u opiniones negativas de algún familiar o amigo, y pese a las circunstancias adversas que puedan presentarse en el ámbito que te rodea (crisis económica, escasez de medicinas, falta de transporte, entre otras), el Señor con su gran poder y gloria se va a manifestar de una manera asombrosa, dándote la victoria que necesitas en medio de la prueba, recibiendo la atención medica necesaria, medicinas y demás recursos que se requieran, de donde menos te imaginas.

Pues para Dios vales mucho como ya lo he mencionado y su gracia debe ser suficiente para ti. El apóstol Pablo experimento situaciones similares y basado en sus convicciones en una oportunidad le dijo a los filipenses: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». Filipenses 4:19

Sabiendo esto es fácil dejar a un lado toda angustia, porque la confianza en Dios inunda todo nuestro ser:

«Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? No os angustiéis, pues, diciendo: «¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?», porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal». Mateo 6:25-34

EL RICO DEBE GLORIARSE EN SU HUMILLACIÓN (V10)

Se dice de los ricos o de las personas de altos recursos y poder, que, por lo general, su confianza esta puesta en sus riquezas, en lo que poseen y no principalmente en Dios, por eso el mismo Señor Jesucristo declaró: «Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios». Marcos 10:25.

Alguien dijo en una oportunidad: «Existe gente tan pobre, que lo único que tiene en la vida es dinero», y esta es una gran verdad, porque si tenemos a Dios, no nos hará falta nada como dijo el salmista.

Cuando nos apoyamos en las riquezas, recursos, personas, estatus social, posición política o económica, y confiamos en ellas más que en Dios, es allí donde el Señor muchas veces nos tiene que hacer llegar al límite y bajarnos a lo más profundo (humillarnos), para que podamos reconocer que sólo dependemos de Él.

Los cristianos del primer siglo lo entendieron asi, por eso para muchos de ellos era fácil desprenderse de lo que poseían y descansar en la sola provisión y sustento del Dios Soberano y Todopoderoso: «vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno». Hechos 2:45

LAS RIQUEZAS NO DURAN PARA SIEMPRE (V11)

Santiago no esta enseñando que las riquezas sean malas, el sólo está explicando que éstas no duran para siempre, como la flor de campo, se marchitan y dejan de ser, por lo tanto, lo malo está en confiar en las riquezas más que en Dios: «Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas». Mateo 6:24.

Vemos entonces que el énfasis está en depender completa y absolutamente de Dios en cualquier circunstancia. El apóstol Pablo supo poner en practica esta enseñanza en carne propia: «Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad». Filipenses 4:12

Ahora bien, nuestra mayor riqueza no es la terrenal, sino la gracia divina de nuestro Señor Jesucristo: «Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos». 2 Corintios 8:9

Sabiendo esto, podemos descansar en la seguridad de que Dios tiene cuidado de nosotros. Hay que reconocer que sólo debemos depender de Dios y no de nuestras propias posibilidades o fuerzas.

Es necesario entender que la fe en Dios, su gracia, favor, protección y provisión divina en nuestras vidas, es nuestra mayor riqueza. Debemos tener presente que para Dios no importa nuestra posición o condición en la tierra, lo más importante para él es nuestra alma y nuestra relación con él, pues eso es eterno, lo demás es temporal.

Cuidémonos de no darle más valor a lo temporal (lo que es de esta tierra) que a lo eterno (lo que es espiritual, las cosas de arriba).

CONCLUSIONES

  1. Es un privilegio dado al creyente el tener que depender sólo de Dios sea cual sea su condición.
  2. Recuerda, nuestra mayor riqueza es lo que somos en Cristo, él ha pagado un alto precio para darnos una herencia inmerecida, por gracia somos salvos y tenemos la esperanza de vida eterna con su Espíritu Santo como garantía de esa maravillosa promesa.
  3. Lo más importante es recordar que Dios en su gran misericordia, está atento a nuestras necesidades y tiene cuidado de nosotros sus hijos.
  4. Siempre que sea necesario, el Señor nos llevara al límite para que podamos reconocer que su gracia es suficiente.

ORACIÓN

Amado Dios, gracias por una vez más mostrarme lo maravillosa que es tu gracia divina sobre mí, sin importar mi condición tú te diste por completo para salvarme, ahora sé que soy rico porque te tengo a ti y para mí eso es suficiente, gracias por cuidarme y socorrerme en mis necesidades, gracias por llevarme al límite y hacerme entender que sólo dependo de ti. A ti sea toda la gloria, en el precioso nombre de tu Hijo Jesucristo, Amén.

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