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No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. (1 Corintios 10:13)

REFLEXIÓN

La tentación es algo que podemos definir como: Un espejismo que se hace grande en nuestro interior. Una voz pequeñita que crece y que en un momento fugaz propone, aun sin decirlo, dejar de lado a Dios, haciéndonos creer que alguien o algo más podrá satisfacer plenamente nuestro corazón. Y es que, sin lugar a dudas, la tentación llega a nuestras vidas por medios humanos, somos impulsados hacia ella y muchas veces se va formando poco a poco en nuestro interior si le damos oportunidad.

Retrocedamos por un momento a lo que sucedió en el Jardín del Edén, en lo que llamamos, “La caída del hombre”, –La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que sólo de verlo se le antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió.— Génesis 3:6, que triste episodio, todo un jardín repleto de árboles frutales del cual Dios proveyó al hombre y a la mujer para que comieran y ellos decidieron hacer caso a la serpiente y comer del fruto del árbol prohibido. El resultado: la entrada del pecado en el mundo por causa de la desobediencia, el pecado no fue comer del fruto, el pecado fue desobedecer la voz de Dios.

Vemos como esta tentación en el ser humano no llegó de repente, la mujer primero comenzó a escuchar la voz de la serpiente que con sus mentiras empezó a engañarla, ella dejó a un lado a Dios y no sólo dejó llenar su corazón de mentiras, sino que además comenzó a mirar el fruto del árbol como una opción para comer, finalmente lo tomó, comió de él e impulsó también al hombre a comerlo. Vemos como fácilmente se involucran los sentidos tales como: el oído, la vista y el tacto para llevar a cabo la consumación de esta tentación. Todas las demás pruebas que a nuestra vida llegan y que nos impulsan a hacer lo contrario a la voluntad de Dios no se diferencian en nada de este primer episodio de desobediencia de la humanidad.

Es posible que no estemos conscientes de cuando estamos ante una situación que nos llevará a cometer un acto totalmente contrario a la voluntad de Dios, en esta oportunidad debemos tener presente que:

LA TENTACIÓN NO PIDE PERMISO

Esta tentación de la que Pablo le habla a sus lectores se refiere a las pruebas de diverso carácter, es la misma palabra que usó el Señor Jesús cuando le ensañaba a sus discípulos sobre cómo debían orar, en Mateo 6:13 dice: “Y no nos metas en tentación”, en medio de estas pruebas se le manda a los creyentes a que oren para no ser llevados a ellas por fuerzas fuera de su control –Velad y orad, para que no entréis en tentación— Mateo 26:41; en todos estos casos vemos que de alguna manera las tentaciones siempre estarán presentes.

Sabiendo esto, podemos estar prevenidos como cual soldado se prepara para la batalla, ya que estamos conscientes que, así como en la guerra el enemigo puede atacar en cualquier momento, en la vida vamos a ser tentados a hacer aquellas cosas que a Dios no agradan, el pecado está al asecho, y el pecado lo podemos definir como todo aquello que decimos, vemos, oímos, hablamos, tocamos, hacemos, o pensamos que a Dios no agrada.

Pero, ¿Por qué Pablo dijo esto a sus lectores?

LA TENTACIÓN NO LE GANA A NUESTRA RESISTENCIA

En Corinto la cultura estaba llena de depravación moral y muchas presiones, no muy diferente a lo que vivimos actualmente, en ese sentido, Pablo conociendo esto, le habló a sus lectores de las cosas que debían evitar para no caer en pecado o hacer caer a otros en pecado, los amonestó, poniéndoles ejemplo de las cosas que sus antepasados hicieron y que no eran agradables a Dios, como la codicia, la idolatría, esa tendencia del hombre de amar o admirar en exceso algo por encima de Dios, la fornicación, tentar a Dios y la murmuración. Aquel que crea ser tan fuerte de manera que piense que no cometerá estos mismos errores, debe tener cuidado de no caer. Sea cual sea la prueba o tentación, lo cierto es que llagará de alguna manera, y que no sería algo que ellos no puedan resistir porque junto con la prueba, el Señor iba a dar la salida.

Debemos reconocer que no tenemos excusa cuando se trata de enfrentar las tentaciones, porque no son cosa sobrenatural, son impulsos motivados por nuestros sentidos que si cedemos ante ellos, sus consecuencias pueden resultar no muy convenientes, existen muchos tipos de tentaciones, pero la que Pablo está enseñando en este texto a sus lectores, es aquella que tiene relación con una persona, cosa o situación que atraen de forma irresistible y provocan un mal que puede afectar negativamente a la persona que cede ante ella y también a quienes le rodean, por lo general estos actos, son contrarios o se oponen de manera absoluta a la voluntad de Dios. Si otros han resistido las tentaciones, usted también lo puede hacer.

Pero, ¿Qué hacer para vencer la tentación?

LA TENTACIÓN PUEDE SER VENCIDA CON LA AYUDA DE DIOS

Por muy cruel y orquestada que sea la tentación, ninguna es tan irresistible como nuestro tan extraordinario, verdadero y magnífico Dios. El Señor Jesús cuando fue tentado en el desierto nos señaló la clave para ayudarnos a vencer las tentaciones Su maravillosa Palabra: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4.

Debemos entender finalmente que, si queremos vencer toda cruel tentación, debemos pelear no con nuestras propias fuerzas, sino con las fuerzas de Dios, porque su poder es capaz de librarnos de cualquier situación que para nosotros sea humanamente difícil de sobrellevar, el Señor nos ama tanto y desea fortalecernos mediante la actividad de su poder operando en nuestras debilidades.

Dios nos ayudará resistir la tentación ayudándonos a reconocer a aquellas personas y situaciones que originan el problema; a apartarnos de todo aquello que sabemos que es está mal y a Dios no agrada; escogiendo sólo lo que es correcto aun cuando no sea lo que más nos guste, a orar pidiendo la ayuda de Dios en todo momento, y buscar la compañía de aquellos que aman a Dios y que serán de ayuda en tiempos de tentación. Huir de la tentación es el primer paso hacia la victoria.

CONCLUSIÓN:

  1. Es un privilegio dado al creyente el tener a Jesús como la salida a toda cruel tentación.
  2. Recuerda, el Señor Jesús fue también tentado estando en la condición humana, él siendo hombre y Dios al mismo tiempo, más que nadie puede entender cuando pasamos por tentaciones que creemos son imposibles de soportar, y aun cuando caemos como víctimas de ellas, él está allí dispuesto a perdonar nuestros más grandes errores.
  3. Lo más importante no es saber que en Jesús tenemos la victoria segura, solo debemos confiar en él y en su pronto auxilio en medio de una situación que comprometa nuestra integridad delante de él.

ORACIÓN

Señor te doy gracias porque tu nos amas de tal manera que no permitirás que seamos tentados mas de lo que podamos resistir y que además nos darás junto con la tentación la salida, que maravilloso eres Señor que nos proteges y nos permites fortalecernos cuando te glorificas aun en nuestras debilidades. En tu hijo Jesucristo, amén.

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Categorías: Devocionales

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